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El terror de los radicalistas

Desde el inicio de la historia del hombre, ha existido una marcada propensión a la violencia, como buenos animales que somos. Los psicoanalistas consideran que ella es producto de los mismos hombres, por ser desde un principio seres instintivos, motivados por deseos que son el resultado de apetencias salvajes y primitivas. Luchar por el territorio, el alimento y poder es de lo más remoto, una clara reminiscencia de nuestros orígenes animales.

Hemos evolucionado en todo, y la forma de pelear no se queda atrás. Desde los palos hasta las armas ultramodernas el cómo ha cambiado pero las intenciones siguen siendo las mismas: dañar al otro para obtener lo que queremos.

Una de las armas que ha causado más revuelo desde su nacimiento por allá a finales del siglo XVIII, al terminar la Revolución Francesa, es el Terrorismo. Es sencilla y cruel: usar el miedo para tratar que el otro baje la cabeza y ceda ante sus demandas.

Muchas han sido las causas enarboladas por esta manera de someter a los que consideran a sus enemigos, pero el yihadismo ha sido la que más notoriedad ha tenido en los últimos años.

Pienso que es un error identificar a todo el mundo musulmán con su facción más radical. Es cierto que no me imagino qué se debe sentir que mi país sea objeto de un ataque terrorista, pero no creo que el odio sea la mejor de las respuestas.

Cualquier atentado, tenga poca o mucha presencia en los medios (cuestión que no planeo debatir) lleva el mismo mensaje: “Quiero que me tengas miedo, que bajes tu cabeza ante mí y que te rindas”. Definitivamente es un arma inteligente, eso no puede negarse. Usar una emoción primaria, que la naturaleza diseñó para alertarnos y protegernos del peligro, en nuestra contra… Sólo las personas con ciertos perfiles de personalidad patológicos o rasgos de algunos trastornos mentales son inmunes a ello. El resto de la humanidad somos perfectamente susceptibles. Lo sucedido el 22/03 en Bruselas no es más que la lamentable continuación de una larga lista de atentados que han sucedido en los últimos años, y que, tristemente, seguirán sucediendo.

Creo que la solución a la violencia no es más violencia ni odio, pero vaya que es difícil permanecer creyendo eso en estos tiempos donde la mayor parte de Occidente es el objetivo de dos grandes organizaciones terroristas, Al-Qaeda e ISIS (quien primero fue sólo una facción de la primera y ahora es un ente independiente), sólo porque ellos consideran que nuestro estilo de vida es impuro. Ellos se sienten los barrenderos del mundo y nosotros sólo somos la molesta basura.

Respuestas como las que Donald Trump dio en su cuenta de Twitter, donde hace recordatorios sobre lo segura que era Bruselas o cómo él va a parar el terrorismo, no son la solución. Sólo siembra más odio que se convertirá en violencia.

Paola Maita

Sé que la violencia es el arma de los que no tienen la razón, pero en este caso, ¿Cuál sería el recurso? ¿Encerrarnos en nuestras casas demostrando que han sembrado el miedo en nuestros corazones? ¿Dialogar con aquellos que sólo quieren ver nuestra cabeza en una bandeja? ¿Salir a cazarlos? Aparentemente, esto es una situación perder/perder, donde la única que gana es la muerte.

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