En los próximos días expira el primer semestre. Es el tiempo del clímax anual, de la detención para observar el camino andado y avizorar la ruta a seguir. Significativos acontecimientos acompañan este momento de frontera temporal, proponiendo un patrón de inusual incertidumbre e inestabilidad que queda trazado para la segunda mitad del año.
Una exigua mayoría de británicos ha manifestado su deseo de sacudirse la condición europea, apoyando la moción del Brexit; los españoles han ratificado su decisión de alterar el ritmo bipartidista gubernamental; los gobiernos americanos han mantenido vacilantes posturas sobre la coyuntura venezolana, en el seno de la OEA; y los estadounidenses irrumpen en la fase decisiva de un inédito escenario electoral; todo ello, bajo las balompédicas disputas nacionalistas de la Copa América y la Eurocopa.
La cualidad integradora del Universo vincula los procesos sociales y acontecimientos terrenales con la dinámica cósmica. En este convulso período de indefinidas fluctuaciones, en el tránsito de un semestre al otro, sobrevienen cuatro reveladores eventos astrales: la Luna va disminuyendo su tamaño y presencia cada noche, hasta desaparecer; el aguerrido Marte deja de retrogradar; Mercurio se interna en las aguas de Cáncer; y la seductora Venus se enfrenta al poder aniquilador de Plutón.
Después de tres meses deambulando en sentido contrario, el próximo miércoles 29, Marte detiene su marcha y se dispone a avanzar desde el tercer decanato de Escorpio. Tal acontecimiento se presenta en la misma zona del cielo en que el colectivo venezolano tiene su Ascendente y su propio Marte de nacimiento. Para la nación suramericana comienza el segundo semestre con ese símbolo de impetuosidad, lucha y coraje.
El mismo día y hora en que Marte modifica su rumbo, Mercurio, el astro del intercambio, el diálogo y la habilidad negociadora, se sumerge en Cáncer, el signo natal de Venezuela, identificado con la fuerza emocional, las raíces telúricas y la consciencia patria. Comienza la segunda parte del año con un llamado a la convivencia y la comunión de valores e intereses colectivos.
El primer día del séptimo mes, la Luna entra en el lapso final de su ciclo, en su condición balsámica, señalando la necesidad de curar viejas heridas, a través de la introspección y la desintoxicación, liberando el cuerpo social de todo aquello que lo dañe. Simultáneamente, Venus, el planeta del Amor se opone desde Cáncer, muy cerca del Sol natal de Venezuela, a Plutón, en Capricornio. Otro indicador de la intensidad emocional que acompaña esta ola de transformaciones sociales.
La confluencia de fenómenos astrofísicos y sucesos humanos, en esta hora de tránsito entre las dos mitades del año, permite inferir que todo lo que se ha venido configurando en la primera parte, tenderá a profundizarse y definirse en el segundo semestre.
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