Ni diablo, ni colina. Camina por la habitación y escucha la calle silenciosa. Es domingo. El hotel de Turín, el... Sigue leyendo
Fabián Soberón
Fabián Soberón
Mi papá me lleva a una cancha de fútbol. El calor sube por los árboles y por mi espalda. Es... Sigue leyendo
En el bus, las personas viajan en silencio. Algunos llevan música en los auriculares. Otros solo miran al piso. Yo... Sigue leyendo
Pobre Fabián Soberón. El otro día me habló de su afición por la crónica, ese género bastardo que ha alcanzado... Sigue leyendo
Una chica llama a J por teléfono. F sabe que es una chica porque J se lo dice. J aclara:... Sigue leyendo
A nuestro autor lo ha precedido Séneca. El cordobés elogia la brevedad de la vida, quizás con nostalgia o resignación.... Sigue leyendo
De la sucesión de manzanas rectangulares, desde esa perspectiva casi hipnótica que proyecta el continuo de edificios con sótano, tres... Sigue leyendo
Anne, mi vecina, ve fantasmas. Los ve en el sótano, cuando sale al playground de la esquina. Ella sale por... Sigue leyendo
El escritor viaja en un barco a vapor. Las olas y las nubes cubren la línea tenue del horizonte. Iracundo,... Sigue leyendo
En los rincones de Manhattan hay un músico que toca jazz. Los tachos de basura funcionan como una batería. El... Sigue leyendo
a Lautaro Soberón Por la mañana, temprano, una semilla crece, solitaria, en una bolsa ubicada en la ventana de mi... Sigue leyendo
a Renán Darío Arango El último día fui un pordiosero. Ese que Jorge había retratado toda su vida. Sin duda... Sigue leyendo
a Juan B. Duizeide y Fabiana Di Luca En la amarra isleña Hugo del Carril hay un solo empleado. El... Sigue leyendo
Cerca de Washington Square hay un carro plateado de comida árabe. Ahí trabaja Bruce, un marroquí que tiene un ojo... Sigue leyendo
A Jorge Consiglio, por el caos del tren Alto, desgarbado, insomne, un hombre se bambolea en el tren. Me mira,... Sigue leyendo
Desde el principio, fui el autor de un solo lector. Aun lo sigo siendo. Cuando me apoyo en la mesa... Sigue leyendo
La noche cubre con su manto indeleble el umbral. Salgo al patio interno y veo las últimas sombras entre las... Sigue leyendo
Con un calor increíble, con la humedad como enredadera, decidimos ir a la playa de Coney Island. Caminamos cuatro cuadras... Sigue leyendo
Al frente del departamento hay un negocio que vende muebles usados y antiguos. Sobre la vereda, exponen sillas, cómodas, una... Sigue leyendo
a Luis Dapelo «Aquí soy señor; en casa, un parasito», escribe Alberto Durero en una carta a un amigo. Durero... Sigue leyendo