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Se nos secó la gallina de los huevos de oro

Caminaban por el campo el maestro y su alumno, era la última lección, el alumno se convertiría en maestro. A su paso encontraron una casa que parecía abandonada. El maestro indicó:

-Vamos a saludar a los residentes de esa casa.

-Maestro no creo que viva nadie allí, la casa se ve abandonada, casi se está cayendo. La puerta estaba abierta, el panorama era de miseria, la señora, despeinada vestía una falda sucia y zapatos rotos. El hombre acostado en el sofá, estaba totalmente resquebrajado. Los niños con la cara sucia, los pantalones rotos jugaban divertidos en el corral. El maestro les preguntó:

-¿En qué trabajan, de que viven?

El hombre respondió: – De las gallinas, aquellas que están en el corral.

-¿De las gallinas? Preguntó el Maestro, extrañado.

-Sí, comemos huevos todos los días, de vez en cuando caldito, los huevos que sobran los vendemos.

El maestro se despidió y le ordenó a su discípulo: – Tira las gallinas al barranco.

-Maestro, no puedo hacer eso, ¿qué van a comer?

-Qué tires las gallinas al barranco, yo sé lo que te pido.

-Maestro, no estoy de acuerdo, y me siento muy mal por tener que hacerlo. El alumno se fue al corral y sin hacer ruido tiró las gallinas al barranco. Pasado el tiempo, el discípulo cargaba con la culpa, hasta que un día decidió regresar y resarcir el daño. En el lugar de los hechos había una hermosa casa de campo, rodeada de naturaleza, árboles repletos de frutas. Un hombre manejaba un tractor. Se acercó a preguntarle

-Hace unos años vivía un señor en este lugar, su esposa muy blanca y unos niños pecositos. ¿De casualidad sabe a dónde se fueron a vivir?

-Son mis hijos, ya están adolescentes.

-Gusto encontrarlo. Con mucha pena, le confieso que soy el que aventó las gallinas al barranco. Quiero saber cómo puedo resarcir el daño, la culpa no me ha dejado en paz.

-¿Tu eres el que aventó las gallinas?

-Si, fui yo, con mucha pena. Órdenes del maestro. ¿Cómo lograron salir adelante?.

-Fue difícil, los primeros días. Los niños no dejaban de llorar día y noche, su llanto retumbaba en mis oídos, yo daba vueltas sin saber qué hacer, hasta que no me quedó de otra y me puse a trabajar. Es lo mejor que he hecho. Los niños están en la escuela, tengo esta hermosa casa, vivimos de la huerta. Tiempo después quería buscarte para darte las gracias. Había tocado, ya había perdido la ambición, no pensaba en el futuro de mis hijos.

Dijo el Presidente Peña Nieto “se nos secó la gallina de los huevos de oro”. “Estamos en los dolores de parto, medidas dolorosas pero buenas”

Sr. Presidente Peña Nieto, la clase media y la baja siempre estamos en trabajo de parto, para que los privilegiados despilfarren recursos. Algún día le daremos las gracias, ya estábamos cansados de comer huevos todos los días y caldito de vez en cuando. Ya despertamos y vamos a reclamar que se pongan a trabajar con honestidad. Busquen otras fuentes de recursos, nuestro país tiene bastantes.

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