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Se les acabaron los chistes a los venezolanos

Cada vez que conversaba con amigos de Colombia, Costa Rica, México o España me decían: “Es que ustedes los venezolanos no se toman nada en serio, por eso están como están”. La verdad es que a veces era abrumadora la cantidad de chistes y bromas que se hacían sobre Chávez, los “escuálidos” y la situación en general.

Los mensajes, caricaturas y fotos llegaban de todos lados: por  cadenas de Blackberry, después por las de Whatsapp, Facebook, Twitter, email. Efectivamente era una avalancha de chistes que hacía que hasta las señoras mayores dijeran: “Ay mijita, mejor reír para no llorar”

Lo cierto es que el humor político siempre ha sido una  parte importante de la protesta y es un medidor de la libertad de expresión. En Venezuela particularmente ha sido un elemento importante para dar a entender la crisis generalizada que se vive en el país. A través de los chistes se ha podido explicar en lenguaje llano las causas, consecuencias y evolución de la situación venezolana. Esto ha permitido que mucha gente entienda mejor el asunto pero al mismo tiempo ha suavizado la gravedad de la situación que se vive en el país causando el efecto contrario: que la gente no se tome nada en serio y se quede simplemente en eso, en un chiste.

Por ahí dicen que el humor hiere, pero también consuela. ¿De verdad los venezolanos necesitábamos consuelo o una buena nalgada para terminar de reaccionar ante lo que sucedía frente a nuestros ojos?

Parece finalmente que ya está llegando ese momento pero al mismo tiempo nos está paralizando.

Desde hace un rato veo que los temas de discusión se han vuelto cada vez más serios. Tanto las versiones digitales de los periódicos, páginas de opinión, posts y hasta los mensajes virales giran en torno a: la cantidad de venezolanos saliendo del país y a la crisis económica.

De hecho, ya es hasta aburrido que incluso grandes analistas y humoristas sólo comenten eso. Con esto no busco desprestigiar la labor que hacen en un país donde se aniquilaron a los medios de comunicación y en el cual la libertad de expresión está viviendo una tortura al mejor estilo colonial. Pero, ¿en dónde está la creatividad y la irreverencia que tanto nos caracteriza?

La gente sólo comenta y comparte cuanto artículo consigue sobre la ola de expatriados que buscan una mejor vida, la vida fuera de Venezuela, los que se quedan, los padres huérfanos, las amistades separadas entre otros. ¿Será que la creatividad venezolana también buscó asilo en otro país?

La salida de la caricaturista Rayma del diario El Universal significó un punto de inflexión para los humoristas venezolanos, en donde se pudo evidenciar que la lucha contra la disidencia va en serio, incluso contra los menos serios. Esto ha hecho que muchos hayan suavizado el tono de sus opiniones y críticas. Veo la sombra oscura de la autocensura detrás de todo esto, tal vez por creer que no es el momento para hacer uso de la irreverencia a la venezolana. O por el contrario tal vez el bastión del humor venezolano fue tomado por las garras del poder y simplemente estamos sumidos en una etapa de oscurantismo, quién sabe hasta cuando.

¿Será que se acabaron los chistes y es hora de bajar el telón y apagar las luces?

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Luis Alejandro Contreras

Comparto una agregada recientemente en uno de mis cuadernos… «…El otrora peculiar y bien reconocido buen humor de las gentes de nuestras comarcas, un buen humor libre, despreocupado e innegablemente jovial, ha tomado las sendas de Villadiego. Sólo es de buen tono (y en este predicamento del esmerado apego a la “etiqueta” y del seguir un correcto uso de la normativa vigente, hemos superado la flema inglesa) sólo es de buen tono, repito, acogerse a un humor preavisado, pre condicionado, previamente pautado y diligentemente empinado en la arrogancia. Desafortunadamente debo deslizar el aviso de que la arrogancia jamás ha sido… Seguir leyendo »

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