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Reno: Esperanza después de la tormenta

Después de cinco días de tormenta, Agustín y yo emprendimos una vuelta por la ciudad para ver y retratar los destrozos que había dejado. Al manejar por caminos helados y resbaladizos vimos autos que habían sido abandonados porque la peligrosidad de los caminos impedía su circulación. ¡Quizás cuando podrán ser rescatados por sus dueños! Nos preguntamos, ya que la nieve seguía cayendo ligeramente. Llegamos a un parque en las afueras y al instante nos dimos cuenta de los estragos. Nos quedamos asombrados al ver la destrucción que se mostraba ante nuestros ojos. Las señales de la calle y los escombros cubrían el suelo, los árboles habían quedado doblados por los fuertes vientos, algunos habían sido arrancados, otros tenían las ramas rotas, el río que atraviesa la ciudad rugía y cruzaba también el parque. Señales de advertencia aconsejaban mantenerse alejados para evitar mayores incidentes. Tomamos algunas fotos de la escena, pero algunos trabajadores de la alcaldía nos recomendaron que nos fuéramos para nuestra seguridad. Luego exploramos la ciudad y nos percatamos del pánico en los propietarios y residentes locales. Había pilas y pilas de bolsas de arena alrededor de cada edificio para luchar contra una posible inundación del río que seguía creciendo. Los desamparados se refugiaban bajo los puentes de la ciudad haciendo todo lo posible para mantenerse secos y cobijarse del frío. A pesar de los problemas también había personas quienes recibían la nieve con alegría, construían muñecos y ángeles blancos y atrapaban plumas de nieve con la lengua. A demostración que la humanidad y la inocencia pueden sobrevivir aún después de una tormenta brutal.

La ciudad se recuperará y volverá a un día a día normal, pero hasta ese momento vamos a capturar y registrar la recuperación de un pueblo que ha quedado atónito, porque no está muy familiarizado con tormentas tan violentas y destructivas.

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