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alan riquelme
Photo by: Bastian_Schmidt ©

Reflexiones de un libro desde mi biblioteca

¿Qué hago yo acá? ¡Ah! ¿¡Qué hago yo acá!? ¡Qué vida de mierda! Encerrados, apretados unos con otros, con este viejo maloliente tan cerca. Pobre mi vecino, ya está viejito, él sí que está peor que yo. Es que ya llevamos tantos años acá adentro, olvidados por una sociedad a la que ya no le interesamos. Que contradictorio esto, de tanta importancia que nos dan, dejamos de ser libres. Yo ya quiero salir de acá, ya estoy podrido de esto. No entiendo que hago encerrado en este lugar, siendo tan útil cuando soy libre ¿por qué me encierran? ¿Será que a nadie le importa la idea de que yo sea libre? ¿Se han detenido a pensar la importancia de un libro libre? Hace poco escuchaba a mis dueños decir que querían soltar algunos libros. «Soltar con amor», así decían. ¡Cómo me gustaría ser uno de esos que tienen pensado sacar a la calle, a otras bibliotecas, a otras manos, posar para otros ojos, sentir las caricias de otros dedos! ¡Que alguien me lea en voz alta! Qué placer sentir que alguien quiera olerme y me acerque su nariz sin pudor. ¿¡Acaso no ven que ya me estoy poniendo amarillo, que mis páginas se están secando!? Mi piel ya no es la misma, ya ni me miran. Por lo visto, acá moriré, bajo el atropello feroz de la sobre-información. Todo por esa maldita ambición de poseer, poseer y poseer. Esa sobre-información que haces rico a unos pocos y miserable a la gran mayoría ¿No ven que valgo más pasando de mano en mano, que acá, encerrado y hacinado en la oscuridad y llenándome de polvo? ¡auxilio! ¡Por favor, libérenme!

Hace poco escuché en la radio que hay gente moviendo libros de acá para allá, y de allá para acá. Un par de locos y locas que han armado hasta un canal de difusión en Telegram*; donde compran, canjean y venden libros que, ellos sienten, están de más entre los estantes de su biblioteca. Si mal no recuerdo, ese movimiento de libros se llama «Librate». Es por un emprendimiento que empezó allá por año 2017, en las calles de Buenos Aires. El emprendimiento consistía en un desprendimiento, algo así como… «emprender en desprenderse». Así como las madres sueltan a sus hijos al nacer, así habría que soltar libros de las bibliotecas. Soltarlos con amor, como si alguien estuviese dándole la posibilidad, a otro alguien, para que sea cada vez mejor, cada vez más grande. Soltarlo para que crezca.

Dicen que el modo de operar del grupo, es qué, cuando alguien quiere vender, canjear o donar un libro, se pone en modo «soltar», «soltar con amor». Comparte una foto del ejemplar, con el precio o sin él, nos cuenta qué desearía leer, qué está buscando para rellenar el hueco que quedará en su biblioteca, y el universo, que es nuestro verdadero maestro, nos guiará en este camino de la lectura. Camino en el cual ya estamos inmersos. Lo único que nos queda por hacer, es caminar por el recorrido que más nos guste y conviene. ¡Hasta se puede subastar un libro! ¡O un grupo de libros y hasta bibliotecas enteras!

¡Qué divertido! Es el sueño de todo libro: la puerta de la libertad. Aunque sea por canje o intercambio, pero salir de acá. Bajo la bendición y la supervisión de mi dueñita que me quiso, me quiere y me va a seguir queriendo tanto.

Con ese amor que libera, al fin y al cabo, con amor verdadero.

Y, si quieres ser parte de esta familia de libros y lectores ingresa en @compraventalibros en Telegram y descubre el sitio del cual habla el libro escritor.


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