Si Venezuela fuese un reality show que hubiese terminado hace un año, y estuviese pasando en este momento el reencuentro del casting. ¿Qué pasaría? Creo que el review sería algo así:
Hace un año, el pueblo nervioso apoyó al opositor el 06/12 para que hiciese las leyes de la casa. Era una victoria inesperada, porque el chavista tenía mucho tiempo haciendo las normas. El pueblo sabía que no sería fácil, porque el chavista tenía de su lado a otros miembros de la casa, pero tuvo esperanza.
Hoy, el pueblo está en una situación dentro de la casa donde lleva las de perder. Sin dinero y con hambre, es el claro perdedor del 2016, a pesar de que las predicciones del final de temporada del 2015 parecían decir otra cosa.
En el reencuentro navideño, el pueblo famélico tiene pocas fuerzas para reclamarles al opositor y al chavista sobre el descalabro al que han llevado a la casa, bien sea por inacción o acciones erradas. Mientras tanto, ellos están sentados en una mesa de diálogo de la cual se sabe muy poco.
Por este camino, la temporada 2017 pinta ser una de las más oscuras, haciéndole la competencia a American Horror Story para las nominaciones de Mejor programa de terror.
A veces quisiera pensar que somos el gran y terrible chiste de la imaginación retorcida de un guionista aburrido, o que en algún momento habrá una gran fiesta en el jardín como en El Mundo de Sofía, donde descubriremos que somos parte de la imaginación de alguien; o un glitch de la Matrix pero siendo sincera, no creo que haya muchas posibilidades de que eso sea posible.
Supongo que “Feliz Navidad” es la frase cliché para cerrar un texto en estas épocas, pero difícilmente puedo pronunciar esas palabras sin sentir un escalofrío de hipocresía que recorre mi cuerpo.
Photo Credits: Julio César Mesa