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Mariana topet de la directora de Argentina
Mariana topet de la directora de Argentina

Rapiña, una obra de Mariana Topet

En los próximos meses se estrenará “Rapiña” de Mariana Topet y Leandro Airaldo, en la ciudad de Nueva York. Estará dirigida por Aksel Tang y Camila Zitelli en la asistencia de dirección. Contará con un excelente equipo actoral protagonizado por Valeria Llaneza, Victoria Raigorodsky, Carla Costabile y Tobias Arizio.

Mariana Topet a quien contactamos gracias a “Cuchame” Theatre Co. nos cuenta cómo nació este proyecto.

Rapiña surgió tardíamente en el sentido de que se conformó como obra a partir de textos que se gestaron por separado. En el último año del Estudio de Formación Actoral Julio Chávez, en donde me estaba formando como actriz, surgió la propuesta de trabajar autorías propias. Allí se gestaron “Sur” y “Fotos” en un trabajo conjunto con uno de los dramaturgos del taller, Leandro Airaldo, quien escribió los textos a partir de las improvisaciones realizadas. “Bañera” tuvo el mismo origen pero ahí me animé con la escritura también ya que surgía de una vivencia muy personal. “Como las tarántulas” es un texto de Leandro que me gustó mucho  y me parecía que podría formar parte de este proyecto.

 

¿Como fue el proceso de armado de la obra tanto en la puesta como en lo actoral?

Lo viví como el armado de un rompecabezas. Tenía piezas por separado, cuatro textos elegidos y quería hacer un espectáculo con eso. Se fue dando de a poco y con trabajo. Ensayábamos las escenas en forma aislada e iba viendo cómo avanzaba cada una y qué vinculación podían tener entre sí. Una vez que apareció el hilo conductor, el armado fue más sencillo. Ese hilo conductor fue el concepto de “rapiña” que me sirvió, tanto para relacionar las escenas a través del personaje de “el rapiñero”, como para el trabajo interno de cada situación buscando en los cuerpos de los actores esa referencia a la animalidad. Finalmente, terminaron de encajar las piezas cuando se definió el orden de cada escena y el uso de una estética despojada que permitía construir cada espacio con mínimos cambios de objetos.

 

¿Cual fue el mayor desafío al que te has enfrentado como directora de la obra?

Hubo muchísimos desafíos. El principal era confiar a pesar de no saber si se iba a poder concretar. Seguir haciendo y pensando, pensando y haciendo junto a los actores. Sostener y mantener esa búsqueda entre todos con paciencia y constancia. También darle unidad a la obra, lograr que dejaran de ser cuatro escenas separadas y  conformaran una totalidad. El concepto de “rapiña/rapaces” que surgió en una charla con las actrices de “Sur” clarificó mucho en ese sentido.

 

¿Qué sentiste al ver tus textos puestos en escena?

Una profunda emoción. Ver que el texto cobraba vida en los cuerpos de los actores, fue mágico.

 

“Rapiña” abre el debate de poder tocar ciertos temas tabus… una interesante provocación.

Me parece maravilloso poder expresar mi punto de vista sobre ciertos temas difíciles de abordar. Naturalmente, no todos estarán de acuerdo con ese punto de vista pero poder instalarlo y abrir el debate me parece muy importante.  Es difícil a veces plantear estas temáticas en una obra de teatro y el desafío fue buscar un equilibrio para hacerlo sin abrumar al espectador pero también sin hacer algo superficial. Hay temas de los que es necesario hablar y qué mejor lugar que el teatro para ponerle el cuerpo a estas cuestiones.

 

¿Porque creen que es importante subir a cartel una pieza como esta?

Creo que Rapiña es una pieza que nos sacude y  nos permite hacer foco en distintos modos de vincularse con el otro. Poder reflexionar sobre nuestra condición humana y los modos que tenemos de relacionarnos, poder vernos en un espejo que no devuelve exactamente la imagen que querríamos ver de nosotros mismos me pareció siempre una de las funciones más importantes del teatro.

 

Desde la dirección, ¿qué trata de transmitir esta obra a los espectadores?

No sé si he buscado transmitir algo concreto. En todo caso he trabajado con impresiones que me han causado ciertas experiencias y traté de expresarlas en un hecho artístico con la esperanza de encontrar un punto de contacto con vivencias de los espectadores. Creo que he tratado de formular preguntas sobre estos temas sin tomar partido para dejar abierto el campo de la reflexión. El primer objetivo es poder capturar la atención del espectador, que entre en la propuesta y tenga ganas de participar de ese pacto ficcional para ser transformado en cuerpo y alma.  La invitación con Rapiña es a sumergirse y reconocerse en esas zonas oscuras de los vínculos que establecemos con otros  seres humanos, a confundirse tras ver desdibujarse los límites que dividen nuestra vida en víctimas y victimarios; amor y odio; bueno y malo;  para poder hacerse preguntas sobre ello.

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