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¿Quién ganó el debate?

¿Quién ganó el debate entre los candidatos a la Presidencia de México? La respuesta depende de las preferencias electorales; cada grupo ve a su candidato como ganador.

No entiendo el objetivo de un debate, promocionan el evento como si fuera una pelea de box en las Vegas, más de 20 millones de pesos para escuchar las mismas disputas y muy pocas propuestas. El presidente del INE dijo que los costos se elevaron para permitir la participación, a última hora, del quinto candidato: el Bronco quien no estaba contemplado. Fue la botana del debate.

El Bronco y su estilo tan bronco de lanzar iniciativas, muy al estilo ojo por ojo: “mocharle la mano al que robe”, quitar el financiamiento a los partidos políticos -lo que implicaría desaparecer al INE- presumir de sus tres esposas, mostrar que no le agradan los matrimonios entre personas del mismo sexo, y, lo que me parece más patético, mostrarse orgulloso del hecho que su mamá no sabe leer ni escribir y sin embargo tiene a un hijo Gobernador. Cada vez que lo escucho me da pena ajena, presume de mucha madre y ella con tan poco hijo, porque no la enseñó o no le puso una maestra. Seguramente no sabe que existe el Instituto para la educación de los adultos, y que hay promotores de lectura que van a las casas. Realmente no se supera el que no quiere ya que en nuestro país tenemos muchas oportunidades.

En Estados Unidos los estudios universitarios no son gratuitos como en el nuestro, solamente tienen becas para los estudiantes sobresalientes. En México puede asistir hasta el más pobre y, además, reciben una beca económica como apoyo para sus gastos.

Volviendo al debate, dicen que el ganador fue Anaya. Es bueno para la retórica, es inteligente, habla tres idiomas, pero, lo que incomoda a muchos es la falta de lealtad a sus ideas. Ofrece un platillo como el mole con muchos ingredientes, derecha con izquierda. Es la novedad de estas elecciones: los candidatos ofrecen como platillo una combinación de ingredientes, dulce, agrio y salado.

A Meade le faltan buenos asesores, se mostró acartonado, sin soltura.

El puntero en las encuestas, el dueño de Morena se mostró tan confiado, que en lugar de prepararse para el debate mostró una foto jugando cartas con su hijo adolescente, lo que da para varias interpretaciones. En el debate mostró que su retórica es la de siempre con las mismas frases hechas que ya nos sabemos de memoria. Habla tan lento que varias veces lo salvó la campana. Lo que acató como una orden de sus asesores fue aparecer menos combativo, menos a la defensiva de lo que acostumbró en otras campañas. Ahora quiere conciliar con todos, hasta con los narcos, bueno eso dice, pero, “genio y figura hasta la sepultura”. Lo que sí lo delata es su lenguaje corporal, se ve cansado, desgastado, más inseguro, muestra un “valemadrismo”, como decimos los mexicanos. Ya se siente en los Pinos, bueno, ya está vendiendo el avión, dice que se lo ofreció a Trump. Está listo para cancelar el aeropuerto y construirlo en otro lugar, tomará decisiones como si en nuestro país no existiera el Congreso. Margarita se mostró más segura y combativa, fiel a su estilo se dirigió a las mujeres. Los del INE saben que no va a ganar, pero, es una manera de darnos atole con el dedo a las mujeres con eso de las cuotas de género.

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