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¡¡¡Protestemos!!!

Vengan de donde vengan, sean bienvenidas las protestas. Hace unos años, nos quejábamos porque nadie protestaba, lamentábamos nuestra falta de conciencia cívica y al querer hacerlo, no sabíamos a quién dirigirnos. Ahora las cosas han cambiado, quiero pensar que la sociedad civil está mejor informada y es mucho más participativa, la prueba fueron las marchas, aunque escasas, que se dieron en la República Mexicana. No obstante mi esperanza puesta en esa sociedad civil más plural e incluyente, no fui a la marcha que pedía la renuncia de AMLO. Temía no coincidir con la mayor parte de las demandas de los que participaron de una forma espontánea y genuina. Yo no quiero que se vaya Andrés Manuel López Obrador. Sería absurdo pedir la dimisión del presidente de la República con tan solo cinco meses de gobierno. Pienso que nunca como ahora nos urge un cambio, un cambio profundo, de lo contrario, no veo cómo podríamos salir adelante. Ya probamos con el PRI y con el PAN y así nos fue. Nos guste o no nos guste, AMLO es un líder, un político honesto que cuenta con la credibilidad de millones de mexicanos. No conozco a ningún político mexicano, como él, que quiera y esté tan consciente de las necesidades del México profundo. Lo ha recorrido muchas veces, y desde hace años, escucha y está cercano a la gente, especialmente, a los menos favorecidos. Los «jodidos», diría Azcárraga Milmo. No quiero imaginarme lo que sentirían las mayorías que votaron por él si, un buen día, les anunciaran que su Presidente renunció porque un grupo de inconformes pertenecientes a la clase media y alta le reclamaba sus «ocurrencias», sus «mañaneras», su ignorancia en lo que se refiere a la economía y sus ataques a la libertad de expresión.

Bastaba con leer algunos tuits de ese domingo por la mañana, para percatarse de una supuesta oposición. Decían: «No ha hecho nada con la corrupción. No tenemos Estado de Derecho. Está tirando nuestro dinero. No tenemos seguridad. Espanta inversionistas. Solo sabe dividir. Es un inepto. Nos quiere llevar a su rancho». Otros decían: «Aunque te duela México, no es Venezuela» y #AMLORenuncia. Por su parte, Felipe Calderón no quiso perder la oportunidad de llevar agua a su molino. Escribió en su Twitter: «Bien por los ciudadanos que participaron en las marchas en todo el país. Además de manifestarse hay otra forma más efectiva de pasar de la indignación a la acción: participar activamente en política. Regístrate en la página: mexicolibre.org.mx«. Las pancartas que llevaban muchos ciudadanos eran igual de explícitas: «Peje… Están cayendo los populistas, cambias o te cambiamos». «México, actúa, no a la dictadura». «Así no, AMLO». «AMLO si te quedó grande el saco, discúlpate y vete». «Fuera el socialismo».
A pesar de que se trataba de «la marcha del silencio», una vez reunidos en el Ángel de la Independencia, se escuchaban las protestas a gritos, a tal grado, que un señor no se aguantó y protestó con todos sus pulmones: «¡Que se callen, con una chingada! ¡Es una marcha del silencio!».
Hay que decir que estas protestas nada tienen que ver con las de los «chalecos amarillos». Este movimiento francés originado entre los automovilistas protesta contra el alza de la gasolina, el aumento de los impuestos, salarios justos, políticas con los problemas ecológicos, la igualdad entre hombre y mujer, los derechos de los jubilados, la inclusión de personas discapacitadas, el acceso de la cultura para todos, etcétera. Desde el 17 de noviembre del 2018 que empezaron los «chalecos amarillos» a movilizarse, cuentan con el apoyo y la organización de sus tres líderes: Eric Drouet, Priscillia Ludosky y Maxime Nicolle, llamado Fly Rider. Para el filósofo francés Bernard-Henri Levy, los «chalecos amarillos» representan a un grupo de hombres y mujeres respetables, accidentados a causa de la globalización. «Su grito desesperado es un grito de alarma, un S.O.S. Es imperativo que sean escuchados. Lo peor y lo más grave, casi suicida, sería no escucharlos».
La respuesta de Andrés Manuel López Obrador, al otro día de la marcha del silencio coincide con las reflexiones de BHL: «Tenemos que ser muy respetuosos del derecho de manifestación», afirmó. En su conferencia de prensa matutina, dijo que ojalá se sigan manifestando con libertad quienes no están a favor del gobierno que encabeza, al considerar que «es lógico y natural», pues cuando triunfó, dijo que no iba a ser un cambio de gobierno sino de régimen, en el que se iba a acabar con la corrupción y privilegios, y que daría preferencia a los que menos tienen.
No, yo no quiero que AMLO se vaya.

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