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Poder para la gente

En fecha reciente, la organización europea The City Mayors Foundation, rankeó al alcalde de Sucre (Caracas), Carlos Ocariz, como el mejor de América Latina, y el cuarto a escala mundial. ¿Su línea de trabajo? Empoderar a las bases, con alianzas público-privadas. 

Hacemos muchísima promoción, en las escuelas aledañas. También tenemos un programa, por ejemplo, de natación escolar. Muchos de los chamos viven en la misma zona, se conocen, son amigos. Pero ha pasado una cosa interesante: han hecho nuevos amigos. Estamos tratando de hacer algunos intercambios, con fundaciones que trabajan – por ejemplo – en Antímano. Otras comunidades. Queremos que niños de esas zonas vengan a Mesuca, y llevar muchachos de acá, a intercambiar con otras comunidades”, da cuenta, Carlos Scull, de un trabajo de hormiga, que busca recomponer el tejido social, sanar heridas, generar valor en la sociedad.

En un proyecto como este – avanza Scull – está implícito un sentido de igualdad y justicia social. Esto da a entender – garantiza – que todas las personas, independientemente de dónde nazcan, tienen derecho a acceder a lo mejor. Hay iniciativas, como el Parque Miranda, pero suponen costos muy elevados. Tenemos el caso de un padre, que relata cómo llevó a su hijo – uno de nuestros muchachos – a la playa, y el muchacho se adentró en el mar, y comenzó a nadar. El padre dice que nunca se imaginó que su hijo iba a lograr hacer eso. Imagina lo que significa para ese padre. Ahí hay un sentido de igualdad y justicia social, que habilita a las personas para alcanzar sus sueños”, se resiste a categorizar la miseria como una patología incurable.

Un tema de innovación

El gerente público se pregunta: ¿si estos niños no estuviesen acá, dónde estarían? Hay un componente de innovación, afirma. “Hay un tema de innovación. Atrevernos a hacer proyectos como este. El tema de la violencia es importante. Que una persona nazca en un lugar donde hay pobreza, no tiene por qué determinar que esa persona sea pobre toda su vida, roza el filo de una deuda social, que trasciende nuestras fronteras. 

Lanzamos a Scull esta pregunta: ¿Qué puede enseñar la gente de Mesuca a la gente del Country Club, o de La Lagunita (zonas de Caracas donde viven personas de muy altos recursos económicos), por poner un par de casos? Esto fue lo que disparó: Yo pienso que hay algo sorprendente: a pesar de las necesidades, esta gente siempre tiene un sentido de compartir, de solidaridad, de buscar la felicidad en las pequeñas cosas. Cuando esos niños nadan en esas piscinas, o corren en esas canchas, son felices. Cuando ves que los muchachos comen, comparten la comida. A veces, en otras zonas hay más individualismo. Acá hay mucho sentido de solidaridad, de compartir. Cuando hacemos un evento, ves que ellos mismos colaboran con un paquete de maltas, por ejemplo. Queremos que este proyecto dependa de la comunidad, no de nosotros”.

Ya el tema deportivo está organizado. Este año, el año 2015, es para convertir el Complejo Deportivo Mesuca en un proyecto social. Eso quiere decir, que quieren un proyecto integral: tocar el tema psicológico, dar talleres – embarazo precoz, que es un problema sensible en Venezuela, verbigracia -, talleres para combatir la violencia, hacer meditación, también quieren levantar indicadores, para medir de manera certera el impacto real.

Público y privado

“Igualmente, tenemos que seguir gestionando los recursos, y para esto es muy importante la participación de la empresa privada. Esto forma parte de la línea de trabajo del alcalde Carlos Ocariz, las sinergias entre los sectores público y privado. Esta es una vía para que las cosas se hagan mucho mejor. La empresa privada también se beneficia. Si el empresariado se queja de la violencia y quiere combatirla, la manera de hacerlo es participar en un proyecto como este”, lanza una invitación.

Y da el pitazo final: “En el futuro, queremos que nuestros muchachos compitan en una Olimpíada o en un Mundial de Fútbol. Pero más importante que eso, es que los muchachos sean hombres y mujeres de principios y valores, que puedan alcanzar sus sueños. Primero va la familia, luego la escuela, y esto es algo complementario. Queremos que esto se conozca en Latinoamérica, porque nos interesa nutrirnos de otras experiencias”, abre las compuertas. Nada está escrito. La política es el arte de lo posible. 

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