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Phu nhuận

Vivo en un barrio vietnamita llamado Phu nhuận —al parecer es un nombre de significado desconocido, o al menos eso me han dicho. Aquí hay muchos colores y olores fuertes procedentes de los puestos de venta de frutas y verduras que se montan muy temprano en las mañanas. Hay lagartijas por todas partes, casi como si fueran mascotas, y la gente camina en pijama a cualquier hora del día. Cuando llega la noche, los ratones se hacen cargo mientras los borrachos tocan la guitarra sentados en sus sillas de plástico. 

Mucha gente me pregunta por qué aún estoy aquí, pero la verdad es que los pequeños detalles de Saigón me hacen feliz: los pequeños descubrimientos diarios, su paleta de colores, los estímulos estéticos incesantes, la simpatía de este pueblo del cual desafortunadamente no entiendo su idioma, la cocina local variada. Por estos detalles, me voy quedando.

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