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Peru
Photo Credits: Dennis Jarvis ©

Perú: una crisis que exporta desconfianza

Hijo de gato come ratón. Este dicho popular se amolda perfectamente a la familia Fujimori. Keiko y Kenji Fujimori son dignos herederos de un padre quien ha doblegado Perú a través del terror y la corrupción. La misma dureza, falta de ética y hambre de poder del padre Alberto se reflejan en estos jóvenes quienes han emprendido una guerra a muerte entre ellos mismos. La primera víctima “excelente” de esa guerra doméstica fue el Presidente Pedro Pablo Kuczynski quien ha renunciado después de 20 meses de presidencia turbulenta.

Desde el momento en el cual asumió la presidencia, ganada con una leve diferencia de votos, su contendiente Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular que detiene la mayoría en el Parlamento, le había jurado guerra.

Sin embargo PPK había logrado salvarse de una primera ofensiva, al ser acusado de haber recibido comisiones ilegales de la constructora brasileña Odebrecht cuando era ministro del entonces presidente Alejandro Toledo, gracias a un acuerdo con Kenji. El hermano de Keiko logró que una parte de la bancada fiel a la hermana no votara esa moción. A cambio pidió y obtuvo el indulto para su padre.

Kuczynski pensó que con esa jugada había logrado matar a dos pájaros de un tiro, por un lado salvar su presidencia y por el otro debilitar a Keiko en el Parlamento. Pero las cosas tomaron otro rumbo. Los parlamentarios de izquierda vivieron como una traición la liberación de Fujimori y le quitaron su apoyo.

Cuando Keiko, utilizando la misma práctica que un día llevó a la caída de su padre, amenazó con presentar unos videos en los cuales quedaba demostrada la compraventa de votos entre los parlamentarios, hecha para evitar su destitución, a Kuczynski no quedó otra salida que la renuncia.

Parece un cuento de lo absurdo ya que la misma Keiko está siendo investigada por corrupción y lavado de dinero, prácticas relacionadas con sobornos de la empresa Odebrecht.

Por otro lado Alberto Fujimori quien antes de ser liberado aparecía en unas fotos casi moribundo, después del indulto se ha refugiado en una lujosa mansión donde parece haber recuperado sonrisa y salud. Sin duda es él el gran artífice de la división entre los dos hijos. Sabe que Kenji es más manejable que Keiko quien se ha creado un espacio propio, y es la líder de un partido que ha tomado marcadamente distancias de la gestión paterna.

Lamentablemente pareciera imposible para los peruanos salir de una espiral de corrupción  que ha involucrado a todos los presidente que han liderado el país después de la dictadura de Fujimori. Brevísima la primavera de Paniagua, presidente de transición, llena de esperanzas, tras la recuperación de la libertad y la democracia. Ni Toledo, ni Alan García, ni Humala supieron estar a la altura de las expectativas.

Una vez más, la población es la que sufre las consecuencias de un poder centrado en sí mismo, falto de ética y de voluntad de servicio. Tampoco logra liberarse de la maldición de una familia que ya tiene tintes de una perversa dinastía real.   

Si bien otros presidentes de América Latina tuvieron que dejar su cargo por escándalos de corrupción y que la sombra de Odebrecht manche cada vez a un mayor número de políticos y funcionarios de todos los países, la destitución de Kuczynski podría tener una honda repercusión en toda la región.

La Cumbre de las Américas, en programa el 13 y 14 de abril en Lima, podría perder fuerza si, a raíz de la renuncia de PPK, otros Jefes de Estado decidieran evitarla aunque, al momento, tanto el presidente norteamericano como el argentino aseguraron su presencia.

El grupo de Lima, conformado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, que nació en Lima el pasado 8 de agosto de 2017 con el propósito de buscar una salida a la crisis de Venezuela, también podría verse debilitado a causa de la destitución de Kuczynski. Ese grupo es el que ha impulsado el veto impuesto por el ex presidente peruano a la presencia del Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, a la Cumbre de las Américas. Maduro quien había respondido diciendo que participaría “llueva, truene o relampaguee”, y los otros mandatarios de los países que conforman el ALBA, son quienes más han celebrado la salida de Kuczynski

Sin embargo Martín Vizcarra quien asumió la presidencia peruana afirmó que seguirá la línea de su predecesor y que mantiene el veto al mandatario venezolano.

Desde que empezó la investigación Lava Jato en Brasil crece el entramado de corrupción que conecta el poder económico con el político. A medida que se destapa toda la podredumbre que ha permitido, durante años, el enriquecimiento ilícito de personajes sin escrúpulos, aumenta la desconfianza hacia los partidos y la política en general. La brecha entre el ciudadano común y los gobernantes se hace cada vez más profunda y el torbellino de decepción, rabia y frustración arrasa con todo, sin distinción alguna.

Destruir es más fácil que construir y sobre esos sentimientos siembran su semilla de odio los populistas vendedores de sueños quienes toman la bandera de la revolución del pueblo contra el poder consolidado.

Sus ideales de cartón crean escenarios tan falsos como atractivos.

Luego, cuando llegan al poder la escenografía cae y la realidad se muestra en toda su triste miseria. Pero ya no importa: el voto castigo les dio el poder que necesitaban.

Y cuando las poblaciones se dan cuenta de su error, ya es demasiado tarde para arrepentimientos.


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