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Photo by: Andrés Nieto Porras ©

¿Peronismo en Islandia?

Islandia es un país insignificante y pequeño, alejado de los principales problemas del mundo.

La geopolítica se dirime en China o en Japón. Islandia no tiene nada que hacer en la revolución tecnológica de la actualidad. Además, no ha dado ningún filósofo ni economista de trascendencia.

Yo te diría, le dije a Ramón, que pruebes en otro lugar. No sé, por ejemplo, Francia. En París hay un movimiento obrero importante. Hoy están peleando en contra de la pseudo derecha liberal. Y los obreros han tomado las calles. Ahí el peronismo tiene más chances de ser escuchado o tomado. En Islandia son demasiado intelectuales o elevados. Viven en el aire helado de las montañas o en la blancura de la nieve. No hacen pie, no tocan el suelo, rozan las nubes. En todo caso, si yo tuviera que llevar mi pensamiento político a Escandinavia lo llevaría a Suecia o a Dinamarca. En Dinamarca hubo un nacionalismo fuerte. Los nazis estuvieron allí y calaron hondo.

Ramón se enoja y me dice que aparte las chicanas.

Le aclaro que no es una chicana sino una realidad. El componente populista del peronismo es innegable.

Me dice que el peronismo lucha por los pobres.

Le digo que precisamente por eso es un error llevarlo a Islandia. Allí no hay pobres.

Se queda pensando y me dice que estoy equivocado. Él ha visto unos cuantos homeless en las calles de la capital y sostiene que allí está el germen del futuro peronismo islandés.

Insiste con su postura y me habla, encendido, de los mitos nórdicos. Le digo que son puras ficciones mediocres plagadas de mentiras inútiles, nada parecido al pensamiento político de Inglaterra o Alemania.

A pesar de mi odio hacia el nacionalismo alemán tengo que reconocer que tuvieron un brote fuerte de anarquismo como en Francia.

Entonces él me dice que el anarquismo es una posición facilista, cómoda, de chico burgués que tiene la comida resuelta. Y levanta la voz y se envalentona y dice que él está hablando de los que tienen el estómago vacío, de los que tienen un sentimiento por el jefe, un verdadero respeto por el jefe y creen que el jefe los llevará a la liberación del hambre y a la mejoría en la calidad de vida.

No hay caso, pienso, el peronismo no tiene remedio. Y en Islandia no tiene futuro.


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