“¿Quieres hacer un cambio radical en tu cabello, pero aún no te animas? ¿Alguna vez soñaste con tener el cabello del color del fuego?”
Como este son algunos de los anuncios de las industrias de la belleza artificial (no inteligencia artificial), que se ve y se escucha día a día con las más sofisticadas imágenes y comerciales para atraer, normalmente a pre jovencitas, jovencitas y hasta maduras que quieren ser sexis para trasmitir sex appeal.
Un símbolo sexual o sex symbol en inglés, es una persona famosa que el público, sea hombre, mujer, seguidor, críticos o fanes del mismo, crea y encuentra sexualmente atractiva. El término fue utilizado por primera vez a mediados de la década de 1950 por la popularidad de ciertas estrellas de cine como Marilyn Monroe, Brigitte Bardot y Raquel Welch. Trilogía de Rubias.
“Pues bien, te invitamos a sacar a la pelirroja que hay en ti y a robar todas las miradas: hoy, las mujeres de pelo colorado son consideradas sex symbols”, sigue diciendo la publicidad.
Un nuevo estereotipo en Hollywood
Según un estudio de la Universidad Monash de Australia, las mujeres de cabello colorado están disfrutando de un nuevo estatus como íconos sexuales. Amanda Third una investigadora de esa casa de estudios -pelirroja natural- afirma que las mujeres como ella han comenzado a sustituir el estereotipo de mujer rubia y ojos azules en los índices de sex appeal.
¿Qué razones sostienen el triunfo de pelirrojas sobre blondas?
En primer lugar, la preeminencia de actrices de Hollywood con el pelo colorado, como, por ejemplo, Nicole Kidman.
La pantalla grande ha hecho que muchas mujeres comiencen a imitar a los íconos de las películas que llevan el cabello de este color.
Por otra parte, a lo largo de la historia la mujer pelirroja ha sido vista como un ser particular; frecuentemente se la asociaba con la seducción, el erotismo, la rebeldía y el peligro. En el arte, los pintores plasmaban en sus telas jóvenes de piel blanca, boca y cabello rojos como símbolo erótico. Incluso, en la Edad Media se las consideraba hechiceras.
Parques y discotecas escuelas y en fin…pelirrojas.
Centenares de chicas van invadiendo como películas de zombis todas las calles, los sótanos, los metros, los estadios. Las más chiquitas, las pre jovencitas parecen muñequitas de pelo rojo como las hay de cabello azul, verde, morado, como un congelador de paletas de agua. De hecho, podría pensarse que han crecido verdes, o madurado biches, o sus cuerpecitos de un día para otro son cuerpazos con carita de niñas, maquillaje rococó, y mezcla de vestuarios de diferentes épocas, lo que está de moda: ropa personalizada. Aquella idea de no querer parecernos a nadie resulta paradójica puesto que, todos pensando eso, terminamos siendo parecidos o iguales.
Al fin la que se creyó la primera en implantar la moda, en este caso del cabello pelirrojo, un día ve que por todas partes adónde va existen miles de pelirrojas, entonces decidió cambiar de nuevo, quizá a pelinegra, peli verde, o calva tatuada para querer ser siempre diferente a las demás, hasta que al otro día salga a la calle y vuelva a ver infinidad de calvas tatuadas cada una creyéndose “la distinta” del paseo.
Y yo que pensaba teñirme las canas…
Photo Credits: Marta Montañez