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Azucena Mecalco

Trayecto nómada hacia la búsqueda de la obra del escultor Edgar Negret (1920-2012) (Parte II)

Trayecto nómada hacia la búsqueda de la obra del escultor Edgar Negret (1920-2012) (Parte I)


Perspectiva histórica y literaria, relación de Edgar Negret con la poesía y la escultura

«Dejo estas piedras que no estaban antes en el mundo», dijo el catalán Jorge de Oteiza; elemental y poética definición del trabajo humano. Pero no sólo de la estética vive el artista, sino de su relación con lo sagrado

Edgar Negret (1920-2012)

La literatura, poesía, música… el arte en sí es movimiento. No podría ser de otra forma puesto que “todo fluye”. Nosotros mismos estamos dotados de esa característica, y si somos nosotros quienes creamos el arte, ésta no podría carecer de él. ¿Cómo determinar entonces qué es el arte? Toda obra que posee movimiento y al mismo tiempo nos mueve y nos conduce por los pasadizos del placer estético estimulando nuestros sentidos y colmando nuestras ideas. Eso es el arte.

Edgar Negret lo sabía, y pese a declarar que su única aspiración era lograr la coincidencia de su obra con su intención interior, dedicó su vida a representar el movimiento en sus esculturas, a transmitir la fluidez y la pasión por éste a través de sus creaciones. Edgar Negret nació el 11 de octubre de 1920 en Popeyán, en el seno de una familia de militares y aficionados a la pintura. Entre 1938 y 1944 se especializó en escultura en la Escuela de Bellas Artes de Cali, y fue precisamente ahí donde presentó su primera exposición individual en 1943. Su obra, además de verse influenciada por el contexto de religiosidad en el que se desenvolvía, se vio afectada por las enseñanzas de Jorge Oteiza y su acercamiento con el trabajo de Henry Moore a través de éste. A partir de 1946 comienza a realizar exposiciones en lugares como la Biblioteca Nacional de Bogotá. Posteriormente, en 1949 viaja a Nueva York para perfeccionar sus estudios. Ahí realiza principalmente obras abstractas como: El rostro de Cristo. En 1951 regresa a Colombia para presentar sus trabajo en galerías de arte en Bogotá. Un año después viaja a París en donde desarrollaría una serie de esculturas abstractas en yeso.

Ya en los años 60 su obra era tan conocida que incluso la International Petroleum Co. dona una escultura suya a la Organización de Estados Americanos (OEA). A lo largo de las décadas de los 70 y 80 la vida de Negret, tal como sus esculturas, estuvo llena de movimiento. Se deslizaba como su Navegantes: Homenaje a Cristóbal Colón entre los continentes llevando lo mejor de cada uno por medio de su obra. Todavía durante los años noventa, se abrieron exposiciones en diversas ciudades de Colombia para realizar homenajes y retrospectivas de su fructífera carrera como escultor de poesía. Falleció en Bogotá el 11 de octubre de 2012.

La proximidad de Negret con el mundo literario y poético inció a muy temprana edad. Para él y su espíritu plagado de sensibilidad artística, incluso las visitas de su madre al templo de Popayán tenían un carácter estético. Las oraciones y los rituales que presenciaba y escuchaba extasiado ya lo acercaban no sólo al mundo de lo sagrado sino también al de lo poético. A lo largo de su carrera se mantuvo en contacto con personas que ampliaron sus visiones literarias y estéticas del mundo como su maestro Jorge Oteiza, acerca del cual Negret formuló la siguiente afirmación: “el verdadero maestro es el que nos enseña a enseñarnos, el que inquieta y perturba… Y cuando su fuerza es avasallante es una suerte que desaparezca”
Mis obras que surgieron de esta revelación pudieron alcanzar un movimiento interior y por eso frente a mis calendarios pueden percibirse los giros de mi escultura, o frente a mis navegantes apreciar que esa inclinación es la del hombre sobre el navío, y si alguien accede a mi estética sentirá la oscilación del mar.

Edgar-Negret

Mis obras que surgieron de esta revelación pudieron alcanzar un movimiento interior y por eso frente a mis calendarios pueden percibirse los giros de mi escultura, o frente a mis navegantes apreciar que esa inclinación es la del hombre sobre el navío, y si alguien accede a mi estética sentirá la oscilación del mar.

Edgar Negret 1920-2012

 

En busca de desplegar aún más su sensitiva obtuvo una beca de la UNESCO para poder vivir con la comunidad indígena de los navajo. Allí se familiarizó con los rituales, las líneas en la arena, la danza y toda serie de interacciones con la naturaleza. De esta manera Negret encontró en la escultura la forma de traducir la poesía de la experiencia de forma conjunta con el movimiento y la proyección de su interioridad.

Las esculturas máquina

De acuerdo con la Real Academia de la lengua Española, máquina es un “agregado de diversas partes ordenadas entre sí y dirigidas a la formación de un todo”. Las obras de Negret, sin duda pertenecen a éste orden, en el que se reúnen las distintas percepciones del entorno. Tal como lo indicaba Santo Tomás de Aquino, la verdad no es otra cosa que “la adecuación del pensamiento con la realidad” y en está medida es que el escultor interviene la ciudad adecuando su propia interiorización a sus esculturas. Por otra parte, la obra de Negret cuenta con dos niveles de intervención. No solamente interioriza las percepciones del medio y las recrea en figuras con movimiento; sino que incluso coloca sus obras en espacios públicos para dejar un rastro palpable de esta interacción con su ambiente.

Al respecto de sus creaciones el escultor declaró en una entrevista:

“Se necesita distancia para poder observar. En esa época, en Nueva York, me asombraba que un aparatico tan sencillo como el semáforo fuera tan poderoso como para detener a miles de personas de tan diversas culturas. Esta imagen ejemplifica que la máquina tiene un gran poder que sería torpe desconocer. Yo quería hacer una fusión entre las muñecas totémicas llamadas kachinas o entre algún elemento ritual y los aparatos tecnológicos que nos han traído información de otros planetas. Me queda muy difícil hablar de mi propia obra, sin embargo, Franklin Konisberg, refiriéndose a mis Aparatos mágicos, dijo: «Son instrumentos para conseguir magia y son magia ellos mismos». Ojalá tuviera razón.[1]

Desde esta perspectiva, queda clara la visión del autor de Dinamismo, su obra, al igual que las definiciones de la RAE o sus propias concepciones de la máquina como ente que interactúa con el humano, genera la impresión de haber sido creada para detener o movilizar a quien la observa. En cuanto a la crítica, Edgar Negret es considerado como el representante de la escultura colombiana más trascendente del siglo XX. Sus composiciones abstractas y la movilización de la poesía por medio de la escultura, marcaron una nueva tendencia plástica llena de dinamismo expresivo.

[1] http://artistasyentrevistas.blogspot.com/2006/10/entrevista-con-edgar-negret.html

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