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Paola Maita
Photo Credits: Barbara M. ©

No estás en Venezuela

A los que no estamos

Hay frases que nos dicen que se quedan con nosotros. Por mucho que nos refreguemos la piel en la ducha y que nos exorcicemos el inconsciente, siguen estando ahí.

Hace unos días, mi esposo me recordó que ya no estamos en Venezuela, que hay cosas que cambiaron para nosotros, como que ya no tenemos que comprar comida de más, ni pensar que viajar es imposible, que no podremos con las cuentas, que los impuestos y servicios son gastos serios que se hacen… Parecía una larga lista de pendientes, de esos que tengo en mente porque el comunismo dañó mi forma de percibir el mundo.

“No estás en Venezuela” significa muchas cosas, algunas mejores que otras, porque si bien es cierto que esto fue una elección, también es cierto que no todo es ganancia. Puede ser que ahora puedo comprar un kilo de azúcar a cualquier hora por un precio que no tiene más de 6 ceros pero también es que no veré crecer a mis primos. Es un balance emocional lleno de sumas y de restas.

Siempre digo que no creo en la Venezuela que es el país más rico del mundo, pero tampoco creo en la que las calles huelen a hambre, miseria y muerte. Al final del día, ni siquiera tengo claro el país donde no estoy. ¿Y si hago como El Principito, y pido que me lo dibujen?


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