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Luis molina-pantin

Luis Molina-Pantin: El arte es una transformación de la realidad

Descubrir el mundo a través de un lente fotográfico ha sido siempre su pasión. Todavía niño Luis Molina-Pantin utilizaba su cámara fotográfica como una especie de herramienta para obtener cosas que no podía tener, las fijaba en una imagen y las hacía suyas.

En la adolescencia la pasión por la fotografía lo lleva al cine y, al terminar el bachillerato que cursa en parte en Nueva York y en parte en Caracas, se muda a Montreal para estudiar cinematografía. Sin embargo, tras un primer tiempo estudiando la técnica y teoría del cine, entendió que ese no era su camino.

– El trabajo de camarógrafo o director de fotografía no permite la libertad que yo deseaba, depende de una industria, del productor, del director, de un colectivo. Sin duda es una profesión interesante y estimulante pero yo buscaba algo distinto, algo que me permitiera expresarme mejor. Y me acerqué a las artes plásticas, utilizando siempre la fotografía como medio creativo.

Será en las artes plásticas donde Luis Molina-Pantin encontrará el lugar que había estado buscando. Deja la carrera de cinematografía para estudiar una licenciatura en Artes Plásticas, durante la cual conecta sus distintos intereses asociando historia del arte con cine, antropología, sociología. Al terminar deja Montreal para mudarse a San Francisco donde sigue su preparación con un Master en Nuevos Géneros en el Instituto de Arte de esa ciudad.

– Fui uno de los contaminados por la escuela de Tony Labat, artista y docente de origen cubano, que llevaba adelante un concepto de arte y vida muy interesante. Enfrentaba a los estudiantes de forma directa, les decía las verdades sin muchos filtros. Algunos estudiantes salían llorando de sus clases pero para mi fue de gran ayuda porque me obligó a madurar. Nos mostraba el mundo real, ese que nos esperaba fuera de la protección de la Universidad; nos enfrentaba con la hipocresía, el nepotismo, las envidias que también existen en el mundo del arte y que él conocía bien porque seguía activamente dedicado al arte y no solamente a la docencia. Nos obligaba a salir de la esfera de confort que nos daba la institución universitaria que nos proporcionaba todas las herramientas para expresarnos. Nos mostró la diferencia que existe entre otras formas de vida, como por ejemplo la de los abogados, que pueden dejar de lado cuando vuelven a su casa y el arte que ocupa todo tu ser 24 horas al día durante los 365 días del año. 

Tras tanta búsqueda Luis Molina-Pantin había encontrado su espacio. Nunca dejó la fotografía pero había logrado dar un paso más allá del simple click que eterniza el instante. Utiliza la foto como herramienta para desarrollar un concepto artístico más articulado. Hoy en día sigue sumergido entre esos dos mundos, que se mezclan, se cruzan, se contaminan.

– Me gusta tener la posibilidad de trabajar con diferentes medios, puedo utilizar fotos, esculturas, libros, tener un lenguaje más flexible.

El trabajo de Luis Molina-Pantin ha cruzado muchas fronteras y ha quedado expuesto en galerías, museos, Ferias de Arte, Bienales. Tras haber expuesto en Montreal en los años 91-92 realizó su primera individual en Caracas en 1997, en la prestigiosa Sala Mendoza. Lo invitó el curador Ariel Jiménez tras ver sus trabajos en los Salones Pirelli en los cuales Molina-Pantin participó regularmente. Se llamaba Inmobilia y estaba constituida por una serie de diez fotografías de los sets de las telenovelas.

– Las telenovelas testimonian el sentir de una sociedad, muestran sus estereotipos. Cada set refleja el imaginario popular que se manifiesta en la decoración de las salas de las familias ricas con sus alfombras y cuadros, en el estudio del protagonista o en la vivienda del personaje de bajos recursos. Las telenovelas tienen un poder cultural muy grande por la sintonía que establecen con el público y se tornan en una especie de CNN porque sus guiones se inspiran en hechos de la vida real que transforman en ficción. Parecen además naturalezas muertas porque, al igual que los bodegones que creaban los pintores del siglo XIX para realizar sus pinturas, son construidas artificialmente aunque parezcan reales.

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
De la serie: Inmobilia, Escenario V (Habitacion de personaje de bajos recursos))
1997
C-Print
123 x 157 cm.
Edicion de 10

Tras quedar expuesta en la Sala Mendoza, Inmobilia fue adquirida por la Colección Cisneros, y se presentó en las Bienales de La Habana 2000 y de Sao Paulo 2002, en Bogotá y también participó en una exposición itinerante de fotografía contemporánea latinoamericana que viajó a muchos países de la región y en Europa.

– Esa primera serie tuvo una buena recepción. Otra que tuvo para mi una gran importancia y me exigió mucho trabajo, es la de la Narco-arquitectura. Fue exhibida en Asia, Europa y las Américas.

La idea surgió durante varios viaje de Molina-Pantin a Colombia. Pudo realizarla gracias a la ayuda de la curadora colombiana Maria Iovino, del artista plástico de Cali, Oscar Muñoz, y de su importante organización sin fines de lucro, Lugar a dudas. Ellos lo ayudaron y le aconsejaron un guía que lo acompañó a las casas que habían habitado los narcotraficantes más famosos.

– Estando en Cali investigué todas las cosas que quedaban de la época dorada, antes de la muerte de Pablo Escobar. Recogí las anécdotas y plasmé este trabajo.

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
Estudio informal de la arquitectura híbrida, Vol. 1 -La narco-arquitectura y sus contribuciones a la comunidad. Cali – Bogotá, Colombia.
Réplica del Club Colombia, Ciudad Jardín, Cali. -Entrada de la residencia del Sr. Chepe Santa Cruz -co-fundador del Cartel de Cali- edificada como réplica de el club en el cual no fue aceptado como socio.
2004-2005
C-Print
Tríptico 73 x 90 cm.
Edición de 6

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
Estudio informal de la arquitectura híbrida, Vol. 1 -La narco-arquitectura y sus contribuciones a la comunidad. Cali – Bogotá, Colombia.
Réplica del Club Colombia, Ciudad Jardín, Cali. -Residencia del Sr. Chepe Santa Cruz -co-fundador del Cartel de Cali- Edificada como réplica del club en el cual no fue aceptado como socio
2004-2005
C-Print
Tríptico 73 x 90 cm.
Edición de 6

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
Estudio informal de la arquitectura híbrida, Vol. 1 -La narco-arquitectura y sus contribuciones a la comunidad. Cali – Bogotá, Colombia
Club Colombia, Granada, Cali. -Exclusivo club social privado.
2004-2005
C-Print
Tríptico  48 x 59 cm.
Edición de 6

 

Una gran experiencia humana, y no solo profesional.

Si duda ha sido una gran experiencia humana. Un psicólogo me dijo que la narco-arquitectura era la única expresión artística que los narcos podían exhibir. Las casas eran sus lienzos. Se manifestaban a través de ellas. Las estructuras tenían elementos, modernos, contemporáneos, precolombinos, dóricos, romanos, era un potpurrí de estilos, reflejo de mucho dinero y mucha ignorancia.

 

¿Cuáles son las cosas que te han impactado más?

Una historia en particular me dio la idea clara de esa época. El Chepe Santa Cruz, uno de los co-fundadores del cartel de Cali, quería festejar los 15 años de su hija en el Club Colombia, un espacio muy exclusivo en el cual aceptan solamente a las viejas familias. Naturalmente no le permitieron la entrada así que Chepe realizó una réplica exactamente igual del club en una zona residencial de Cali y allí festejó los 15 años de su hija.

 

Tus trabajos se enfocan en espacios vacíos y cerrados, con mucha vida pero sin presencia humana.

Es verdad, no me gusta fotografiar a las personas en espacios arquitectónicos, me parece que se transforman en un elemento de desorden y de distracción. Las veces que aparecen son como hormiguitas a lo lejos. Quise alejarme de esa filosofía a lo Cartier-Bresson que requiere estar en el momento correcto y en el tiempo correcto, me interesa ir más allá.

 

Paralelamente Molina-Pantin realizó otros trabajos muy interesantes, uno de ellos lo dedicó a la recuperación de las alcancías para niños, de los bancos quebrados o intervenidos en Venezuela. Como muchas otras de sus exhibiciones, también esta tiene un significado que va más allá de la estética: es una denuncia, habla de un país quebrado y lo hace a través de esas alcancías diseñadas para niños, en las cuales en algún momento los venezolanos depositaron esperanzas de futuro. También en este trabajo de arqueología urbana, la fotografía se une a la pieza objeto y le permite alcanzar un público más amplio.

– La versión real y la fotográfica funcionan muy bien individualmente, respiran por sí solas.

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
28 alcancías de bancos venezolanos quebrados o intervenidos
(2011)
Vista de instalación de la exposición Modus Operandi en Henrique Faria, Nueva York (Junio – Agosto 2013)

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
28 alcancías de bancos venezolanos quebrados o intervenidos
Banco Italo Venezolano (1),
2011
C-print
60 x 60 cm.
Edición de 6

 

Una de las pasiones que acompaña a Molina-Pantin en su búsqueda creativa está relacionada con los libros. Cual arqueólogo del papel, pasa horas y horas escudriñando entre estantes, viejas bibliotecas, quioscos. Los libros encienden su fantasía y en sus manos se transforman en objetos de arte. Una muestra de este connubio entre literatura, fotografía y arte podremos admirarla hasta el 11 de febrero en una exposición que el artista venezolano está presentando en la galería Henrique Faria de Nueva York. Su título “Works on paper” lo dice todo. Es esta la segunda individual que Molina-Pantin realiza en la galería Henrique Faria de Nueva York.

– Son trabajos sobre papel porque son libros y fotografías. Siguiendo la tradición de la galería de Faria, que tiene una predilección por el arte geométrico y moderno, hice una versión irónica -a través de libros populares- de un cierto estilo de modernismo contemporáneo complaciente que caracteriza el trabajo de algunos artistas. Son obras hechas con un ojo al mercado, de digestión fácil para clientes que conocen solamente a nombres como Otero, Cruz Diez, Gego. Se limitan a imitar esos grandes del siglo pasado sin preocuparse de investigar y profundizar y dejan de lado la posibilidad de utilizar otros materiales y la historia actual. Es una lástima porque el arte es una transformación de la realidad según la visión del realizador y cada artista es un mundo.

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
Works on Paper
(2016)
Vista de instalación de la exposición Works on Paper en Henrique Faria, Nueva York

 

Los trabajos con libros que expone la galería Henrique Faria están dedicados a temáticas diferentes y se presentan de forma diferente. Hay una serie llamada Monocromo Naranja de libros de la Editorial Salvat, que han acompañado generaciones de lectores, otra en la cual aparecen carátulas que se refieren a los accidentes aéreos, y otra que, a través de una lectura cinética, recrea los barrotes de la cárcel. También están un abecedario y otra obra que titula Lectura abstracta y está dedicada a una serie de libros con los cuales la escritora chilena Marta Harnecker quiso divulgar el pensamiento marxista entre las masas. Las portadas monocromáticas en arco iris que recuerdan el minimalismo de los años ’70, muestran el intento que animó el trabajo de Harnecker quien quiso transformar el marxismo en un mensaje que pudiera entender cualquier personas.

 

Luis Molina-Pantin
Luis Molina-Pantin
Works on Paper
(2016)
Vista de instalación de la exposición Works on Paper en Henrique Faria, Nueva York

 

Todas las series tienen un mensaje social y político que se transmite de una manera muy sutil.

– Sé que como artista plástico tengo un impacto menor del que pueden tener un cineasta o un actor pero creo que todos tenemos una responsabilidad social. El trabajo que estoy presentando en la galería Henrique Faria me ha llevado mucho tiempo, es fruto de una larga investigación y diría que es el resumen de una serie de logros.

La minuciosidad del trabajo de Molina-Pantin se percibe en cada una de sus obras así como se percibe su ser que al mismo tiempo es profundamente venezolano y profundamente ciudadano del mundo. Como él mismo confiesa “una de las cosas que me ha ayudado mucho en mi desarrollo profesional y personal ha sido la posibilidad de vivir en diferentes países desde temprana edad. Es algo que debo agradecer a mis padres, así como el haber vivido siempre rodeado de cultura, y haber tenido la posibilidad de conocer a grandes como Alejandro Otero, Gego, Soto, Manuel Cabré. Fui un niño muy nutrido de estímulos, y muy sensible a los objetos que humanizaba. Gracias a los muchos viajes aprendí idiomas, conocí culturas diferentes. Hoy soy capaz de echar raíces en cualquier parte; me adapto y donde sea establezco mi hueco en poco tiempo”.

Más que eso, en cualquier lugar y momento Molina-Pantin observa, analiza, encierra fragmentos de historia en una cámara fotográfica y se vuelve una presencia activa y transformadora capaz de intervenir en la realidad de una manera que solamente puede lograr quien vive el arte con todo su ser las 24 horas del día, los 365 días del año.

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