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Los habitantes de las tinieblas

Los conceptos más básicos de la humanidad suelen dividirse en dos grandes categorías: luz y oscuridad, grande y pequeño, sano y enfermo, blanco y negro… En cuanto a luces y sombras en la historia, siempre he escuchado que una de las épocas más oscuras de la humanidad fue la Edad Media. Pareciera una época muy lejana, y si bien es cierto que ya han pasado más de mil años desde su inicio, también lo es que quizás no estemos tan lejos de ella como creemos.

Según los historiadores, el oscurantismo del medioevo se terminó con el Renacimiento, pero creo que en realidad sólo pasó a un segundo plano, no desapareció; y no, no hablo del oscurantismo intencionado de Kant a la hora de escribir y de otros filósofos que le han seguido, ni de los secretos de Estado de muchos países, de las cosas de las cuales nos enteramos por Wikileaks o con la información de la Deep web; hablo del estado de ignorancia en el que permanece una parte considerable de la población mundial.

Por cuestiones de trabajo, hace unos días me tocó ser el blanco de un odio muy particular. Parecía llevar mi nombre pero al verlo y sentirlo en detalle, pude darme cuenta que realmente no era hacia mí, sino contra el sector social que yo represento para esa persona. Yo era la moribunda clase media, que cada día se ve más aplastada a nivel mundial entre el mítico 1% de la población mundial que es dueño del 50% de la riqueza y la pobreza a la que ella pertenece.

Sé que históricamente hay muchos movimientos que han promovido el odio de manera abierta, basta con sólo mirar el nazismo, el Ku Kux Klan o los movimientos islamistas, por sólo mencionar algunos; me hacen deducir que la base del resentimiento social, más que afectiva, está realmente en la educación, en la oscuridad cultural en la que permanecen ciertas personas, en la rigidez mental, en el culpabilizar al otro por dificultades y conflictos propios… Podría dar una larga lista de razones que explican las razones por las cuales algunas personas tendemos a rechazar, tachar e intentar eliminar lo diferente, pero lo esencial está en la manera en la cual hemos sido educados.

Cuando me refiero a la educación, no tiene que ver con títulos o carreras, sino con la formación para pensar, crear ideas propias, cuestionar y tolerar al otro. El proceso comienza desde el día que salimos del útero, y no para hasta el día que morimos. A medida que vamos creciendo, nos va costando más aprender porque perdemos plasticidad cerebral, pero no es imposible.

El día que me odiaron tuve muchísimas ganas de encenderle la luz a esa persona, no porque yo sea mejor, porque de hecho también aprendí de ella en el curso de nuestra relación laboral, sino porque quería tratar de enmendar un poco de ese mal sentir, de mostrarle las ventajas de ver el mundo con otros ojos, pero no era mi función en ese momento. No podía ser una linterna.

Sirius Black le dijo a Harry en su última conversación que todos tenemos luz y oscuridad dentro, pero vaya que la humanidad necesita luz. La oscuridad tiene siglos reinando y creo que es hora de encender los faros.

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