Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
covid lockdown democracia
Photo by: www.david baxendale.com ©

¿Listos para la democracia?

En consideración de los múltiples análisis y reflexiones que genera y también requiere una situación tan delicada como la que estamos viviendo, hemos decidido ceder el espacio del editorial a personalidades quienes, desde diferentes profesiones y experiencias, nos ofrecerán su visión sobre el futuro que nos espera, o quizás, más bien, el futuro que podemos construir.

 

La pandemia volvió pequeño el mundo y mostró, quizás más que nunca, la unicidad de los seres humanos. Sin embargo, también marcó diferencias importantes en lo que se refiere al manejo y la gestión organizativa de nuestras sociedades. Día tras día vemos cuán delgado puede ser el hilo que separa los conceptos de libertad y solidaridad, democracia y autoritarismo.

Como escribió el filósofo Yuval Noah Harari: “En este momento de crisis, nos enfrentamos a dos elecciones particularmente importantes. La primera es entre vigilancia totalitaria y empoderamiento ciudadano. La segunda es entre aislamiento nacionalista y solidaridad mundial”.

El miedo generado por una pandemia que se ha expandido en 187 países, ha infectado a 4.106.238 millones de personas y ha matado a 282.850, se está transformando en una arma poderosa en manos de gobiernos dictatoriales, autocráticos o con tendencias autoritarias. Cuando la pandemia empezaba a mostrar sus dientes afilados el filósofo italiano Giorgio Agamben alertó sobre el peligro de militarización de las vidas de las poblaciones, y, si bien en el momento en el cual escribió ese artículo para el diario Il Manifesto, a finales de febrero, no se podía apreciar en toda su dimensión devastadora la difusión del contagio del Covid-19, interceptó un problema con el cual vamos a tener que confrontarnos cuando este tiempo excepcional llegue a su fin.

Hasta el momento las medidas de confinamiento obligatorio han resultado necesarias y positivas porque como bien dijo el filósofo francés Jean-Luc Nancy: “Hay una especie de excepción viral – biológica, informática, cultural – que nos pandemiza”.

Lo que no deja de inquietarnos son los extremos a los que podría llegar ese estado de excepción tan importante para el bienestar de los pueblos. Países con gobiernos totalitarios como China están profundizando el control sobre la ciudadanía gracias a las nuevas tecnologías. En Venezuela el gobierno está aprovechando la pandemia para multiplicar la presencia militar en la calle y monopolizar la información. En Hungría el primer ministro Viktor Orban ha logrado transformar una democracia en dictadura con la anuencia de un parlamento que le permitió gobernar por decreto durante un tiempo indefinido. Para muchos otros gobiernos que estaban confrontando manifestaciones y protestas, la pandemia ha representado una tabla de salvación inesperada.

También en los países más democráticos el virus sirvió de excusa para dejar pasar leyes que en condiciones normales hubieran alimentado debates y críticas. Por ejemplo, en Estados Unidos una de las primeras medidas del Presidente Trump fue la de promover la limitación del derecho de asilo, mientras que en Israel el premier Benjamin Netanyahu permitió que el Servicio de Seguridad General usara la tecnología de vigilancia normalmente reservada a la lucha contra el terrorismo. Muchos más son los ejemplos que podríamos dar.

Sin embargo, quienes apreciamos y defendemos la democracia y la libertad, también sabemos que esas dos palabras encierran otro concepto muy importante: la responsabilidad. Responsabilidad individual y social.

Tras varias semanas de confinamiento el mundo económico pide a grandes voces un gradual regreso a la normalidad. El peligro de un colapso económico mundial es real y los gobiernos están suavizando las medidas que mantuvieron a las personas encerradas en sus respectivas casas. Muchos políticos saben que, si volviera un brote de coronavirus, como alertan médicos y científicos, las cifras de muertos se multiplicarían porque los sistemas sanitarios siguen inadecuados para enfrentarlo. Asimismo, saben que el desplome de la economía también puede causar miles de muertos.

Si la política está frente a una encrucijada de difícil solución, para los ciudadanos ha llegado el momento de demostrar que están listos para vivir en democracia.

Son miles las personas que tienen que volver al trabajo porque no pueden realizar sus oficios sentados frente a un escritorio en la comodidad de sus hogares, pero hay también muchas otras que sí pueden quedar en sus casas y evitar hacinamientos inútiles. Por respeto propio y sobre todo por respeto a quienes tienen necesariamente que trabajar en la calle, estos ciudadanos deberán aprender a auto-reglamentarse.

Si no queremos gobiernos gendarmes, si apreciamos nuestra libertad y nos oponemos a ser rastreados a través de los celulares u otros aparatos, debemos aprender a enfrentar nosotros mismos las situaciones de emergencia, entendiendo que vivimos en sociedad y que hay que tomar en cuenta el bienestar de los demás y no solamente el nuestro.      

Como bien dijo el filosofo surcoreano Byung Chul-Han: “Somos nosotros, personas dotadas de razón, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta.”


Photo by: www.david baxendale.com ©

Subscribe
Notify of
guest
1 Comment
pasados
más reciente más votado
Inline Feedbacks
View all comments
Beti ona
Beti ona
3 years ago

«Hasta el momento las medidas de confinamiento obligatorio han resultado necesarias y positivas porque como bien dijo el filósofo francés Jean-Luc Nancy» Falso, totalmente falso, los ejemplos están en Suecia o Taiwan. Y como dijo el libertario Ron Paul, ni aunque el virus tuviese potencial de matar a un millón de personas el gobierno tiene autoridad moral para encerrar a las personas, multarlas por reunirse en grupo, prohibir el comercio o el acceso a la propiedad privada. La Declaración de Derechos no contiene ninguna excepción de emergencia o crisis. Esto se debe a que nuestros antepasados ​​sabían que históricamente las… Seguir leyendo »

Hey you,
¿nos brindas un café?