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rossana miranda

La vida según una Banana

La ciudad de Londres escogió a su nuevo alcalde. Se llama Sadiq Khan y es musulmán. No toma alcohol, no come carne de cochino y reza varias veces al día a un dios que es islámico. Sus padres son inmigrantes. Desde Pakistán llegaron al Reino Unido en búsqueda de una vida mejor y la consiguieron con trabajo y dedicación.

Dando una bofetada al radicalismo, los londinenses siguen curando la profunda herida que les dejó el atentado terrorista en julio de 2005. Centenares de muertos en manos de terroristas islámicos provenientes, también ellos, de Pakistán. En un post publicado en Facebook, Khan, candidato del Partido Laburista, dijo: “Me propongo como alcalde de Londres porque quiero que todos los londinenses tengan las mismas oportunidades que la ciudad nos ofreció a mi y a mi familia: una casa segura que puedan pagar, buenos puestos de trabajo con un salario digno, un sistema de transporte moderno y conveniente, un servicio sanitario que de prioridad a los pacientes, escuelas públicas fantásticas y acciones concretas para combatir la criminalidad. Seré un alcalde para todos los londinenses”.

¿Y qué es ser musulmán para Khan? Ser un musulmán en Londres significa “rezar, ayunar durante el Ramadan, comer comida halal. Pero mi identidad tiene más facetas: soy musulmán, soy británico, soy europeo, soy laburista y también soy padre y soy abogado. Tengo amigos de todas las religiones y amo Londres porque las respeta todas”.

Londres es una ventana del mundo. Caminando por Mayfair o por Camden Town se pueden observar miles de rostros que cuentan historias de razas y culturas lejanas. La demografía ha transformado la sociedad en un mosaico multiétnico y el arte, en todas sus expresiones, lo refleja. Desde Hanan al-Shaykh hasta Zadie Smith, muchas novelas contemporáneas cuentan la transformación de Londres.

Una de las más recientes es “The Life of a Banana” (La vida según una Banana) de PP Wong. El libro ha sido aplaudido por el público y la crítica internacional. “PP Wong ha dibujado un camino para los futuros escritores chinos británicos. ‘La vida según una Banana’ es rica de sabores originales y emocionantes” (The Independent); “’La vida según una Banana’ revela la exploración de conflictos culturales y generaciones y se mueve con optimismo” (The Guardian). La novela de Wong está entre las finalistas del Baileys Women’s Prize for Fiction y ha sido publicada en Reino Unido, Italia, Israel, Thailandia, Singapur, Malesia, Hong Kong e Indonesia.

“’Tienes que estar contenta que tu gata está en un buen lugar. Si estuviéramos en Guangdong, ahora estaría en el estómago de un campesino’. ‘Eres racista’. ‘No puedo ser racista con mi misma raza. Mamá dijo que era imposible’. ‘No recuerdo que mamá dijera algo así’. ‘Pero es así’. No estoy segura que mi hermano Lai Ker tuviera razón, lo cierto es que mamá ya no está aquí. Está en el cielo con mi vieja gata Miao Miao’”. Con estas palabras la adolescente Xing Li cuenta en primera persona cómo cambió su vida luego que la madre murió en un restaurante chino por culpa de un microondas que explotó. Ahora Xing Li vive en casa de la abuela en una mansión en Kensington con su hermano Lai Ker.

Todos le preguntan a Xing Li de dónde es. A pesar de sus rasgos asiáticos, ella responde que nació en Hackney, en el norte de Londres, pero creció en Kilburn, otro barrio periférico de la capital británica: “Sí, ok, ¿pero de dónde eres en realidad?”, insisten. “El 99% de las veces que alguien me pregunta ‘de dónde soy?’ se refiere a cuál país. Aunque Londres sea la única casa que conozco, me confunden”. Xing Li dice que se siente “como una banana: amarilla por fuera, blanca por dentro”. No es de Singapur, donde nunca ha estado pero nacieron sus padres, y se siente una extraña en Londres, su ciudad.

Entre las aguas turbias de una identidad híbrida, Xing Li siente el peso del desterrado, la discriminación social de quienes temen a quien es diferente: “Mi madre decía que Londres es una ciudad cosmopolita, por lo que no es un problema ser parte de una ‘minoría étnica’, porque existen tantos como nosotros. Sin embargo, la cosa bizarra es que no soy ni de aquí ni de allá, no soy del todo occidental pero tampoco soy completamente singaporiana. Me gusta comer carne el domingo y también la comida china. No hablo ni una palabra de mandarino y la única palabra que sé escribir en chino es mi nombre… mamá decía que tenía que estar orgullosa de ser una BBC, una British Born Chinese, una británica de origen chino (de pequeña creía que significaba que los chinos eran propiedad de la BBC). Mamá estaba convencida de que ser una BBC me hacia especial. Yo no me siento especial. La mayor parte del tiempo me siento extraña”. PP Wong es periodista y trabaja en Banana Writers. Está graduada en Antropología forense y en Derecho en la London School of Economics. Seguramente en las elecciones del alcalde de su Londres, hostil y multiétnica, PP Wong votó por Sadiq Khan.


Photo Credits: Ronny Kerr

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