Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

La paja en el ojo ajeno

En todos los espacios surgen síntomas que señalan la devastación del planeta y por consiguiente de la humanidad. El planeta está enfermo porque no lo cuidamos y se defiende expulsándonos; el calentamiento global calienta las emociones, nos hemos vuelto más impulsivos y agresivos. No se trata de ser pesimistas sino más bien de motivarnos a recorrer un camino de transformación de los hábitos cotidianos, políticos y espirituales. Pero México, nuestro país, está en crisis de adolescencia: resentidos, insensibles y faltos de empatía, dependientes, agresivos y poco participativos. Es fácil aventar culpas y burlar las reglas, sin darnos cuenta de nuestra responsabilidad. Sucede a menudo, me encontraba en el banco esperando que me atendiera un ejecutivo. Un par de jóvenes revisaban el teléfono, se acercó el guardia y con delicadeza les dijo “está prohibido utilizar el celular”, en cuanto se retiró siguieron contestando mensajes. Enseguida timbró un celular, la señora hablaba en voz alta. Cuando la ejecutiva le dijo: – señora está prohibido utilizar el celular-, respondió de manera agresiva: – Cuando termine de hablar-. La ejecutiva insistió: – Señora si llega el guardia puede aplicarle una sanción-. Y la otra respondió aun más agresiva: – Ya le dije que yo hago lo que me pegue la gana y me valen madre sus reglas-.

La ejecutiva me comentó que tomaron esa medida después de tantos robos a los clientes, el cómplice en el interior informa al asaltante, indicándole quién es el cliente y cuánto está retirando. En cualquier lugar y situación vemos falta de tolerancia y respeto. El Presidente del Consejo Coordinador Empresarial expuso: “lo que no es pirata es robado” y pidió dejar de lado las rivalidades políticas. Es tarea de todos, empresarios y ciudadanos responsabilizarnos, exigir seguridad y erradicar la economía ilegal. Nos urge abatir la corrupción, modificar actitudes y prácticas personales, comportarnos como personas maduras: responsables, tolerantes, participativas y elevar el nivel de conciencia en favor de nuestra comunidad y del planeta. En las grandes ciudades vemos un negativismo desafiante, falta de sociabilidad; los habitantes se sienten desarraigados culturalmente, de tal manera que buscan la diversión, la simulación y para llenar sus vacíos quedan atrapados en adicciones. También asistimos a otro fenómeno: la sociedad se volvió dependiente de las redes sociales, en lo positivo ofrecen un abanico de posibilidades, pero, desgraciadamente, predomina el morbo. La tontería se vuelve viral, contagia y se disemina rápidamente, lo acabamos de ver con los 15 años de la mexicana Rubí Ibarra, la invitación a una fiesta se apoderó de las redes sociales, hasta las televisoras se subieron al barco de la oportunidad. No les queda de otra. La televisión y sus programas salieron de las preferencias del público, es más interesante el morbo de las redes, quejarse del presidente y compartir noticias sin comprobar su veracidad. La tolerancia llegó a su límite, la sociedad del conocimiento y de la comunicación de las últimas décadas amenaza a la humanidad, la tecnología avanzó de manera acelerada, nos volvimos dependientes y consumistas, el sentido humano va en retroceso. Pierre Faure dijo al respecto de la responsabilidad: “que cada alumno aprenda a hacer las cosas por sí mismo, con la ayuda de los demás y ayudando a los demás. Lo cual no se logrará sin esfuerzo”.

Hey you,
¿nos brindas un café?