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La genética y el cáncer

Cuando se habla de las causas que ocasionan el cáncer, el sistema de salud, culpa a la genética, así como la religión al demonio. En el mes de octubre las publicaciones dirigidas a las estadísticas muestran que las cifras relativas al cáncer desgraciadamente se están incrementando.

Los estudios más recientes del Hospital ST Luke’s Health Baylor y St. Luke’s Medical Center, del Breast Center en Houston Texas, descubrieron, que, no todo el cáncer de mama debe operarse ni recibir quimioterapia, lo dijo hace unos días el Dr. Mattew J. Ellis, invitado por el Hospital San Javier. El enfoque terapéutico anterior era remover el tumor, mastectomía radical y administrar quimioterapia o radioterapia. Agregó el Dr. Mattew que nadie fallece por el cáncer de mama, sino por la diseminación de las células. Por más campañas para concientizar sobre el cáncer, como el mes rosa y “chécate”, las estadísticas no han disminuido, los laboratorios y hospitales ofertan sus servicios de diagnóstico, la mastografía. Sin embargo, es más útil la termografía, técnica desarrollada en México por el Dr. Francisco Javier González Contreras, investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, tecnología que registra gráficamente la temperatura del cuerpo, con un nivel de efectividad del 90 por ciento, sin efectos secundarios.

Los tratamientos son muy costosos, las terapias tan agresivas que pocas las resisten, fallecen más por el tratamiento que por la enfermedad. Tiempo, dinero, desgaste emocional que afecta a toda la familia. A pesar de las campañas la gente sigue muriendo, la enfermedad es tan poderosa que actualmente no hay tratamiento para recuperar la salud sin tanto desgaste.

Es preocupante que entre los factores de prevención no está el enfoque terapéutico de las emociones, el aspecto psicológico. Está confirmado el efecto sobre el cáncer que deriva de un evento traumático como el fallecimiento de un ser querido, un asalto, el desgaste de vivir con una persona adicta, un trabajo con demasiado estrés, un trauma desde niño, una violación, un accidente, un largo proceso de resentimiento y de culpa, entre otros.

Desde el momento del diagnóstico, la persona se transforma en un paciente de cáncer y el tratamiento va dirigido al cuerpo, se considera el cáncer como un enemigo a vencer y no se trata a la persona como un todo: bio-psico-social-emocional.

El enfoque en la genética, debe ser debatido, no todo está en los genes. En la corriente sistémica, en el desarrollo de la enfermedad, hay modelos aprendidos en familia; guardan sus emociones, aprendieron qué «calladitas se ven más bonitas”, que se casaron «hasta que la muerte los separe». Luego, si resulta que con la pareja no hay más que conflictos, no acuden a terapia, ni se arreglan, ni se divorcian: cargan con ellos, como un estilo de vida.

Otro factor es psicosocial, la incertidumbre en que vivimos, la violencia, la inseguridad, los efectos del clima y la contaminación.

Un aspecto importante: «la profecía autocumplidora», un supuesto que afecta la psique, mientras más escuchen que la genética es la causa del cáncer, las descendientes se encargan de manera inconsciente que la profecía se cumpla, abonan el terreno repitiendo patrones de conducta, de manera qué obedientes las células se reproducen. El autocuidado y la actitud positiva son la mejor prevención: la alimentación, el ejercicio, las redes de apoyo, dormir ocho horas, tener un hobbie y manejar adecuadamente las emociones. Varias teorías coinciden, para ser feliz, se necesitan dos cosas: algo que hacer, un trabajo que nos guste y alguien a quién amar además de amarse a sí mismas. No sirve de mucho vestirse de rosa o colgarse un moñito, si no modifican su estilo de vida por uno más saludable. No permitas que la genética, dirija tu vida, lo mejor es la prevención.

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