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Jose Bernardo Gomez

La función ha comenzado

El próximo viernes 27, en horas de la noche, se producirá la conjunción Sol-Luna en Acuario. Es la segunda Luna Nueva después del solsticio invernal, instante en que la tradición cultural y religiosa de la milenaria china celebra el inicio de un nuevo ciclo anual. El nuevo año está dedicado al Gallo de Fuego, el cual se extenderá hasta el 15 de febrero del próximo 2018, esa vez con mayor significación, pues coincidirá con Eclipse Solar.

Desde el pasado jueves 19 de enero nos hallamos bajo un ambiente cósmico propicio para las terminaciones. Cuando finalizaba ese día, la Luna comenzó su fase Menguante y, en simultánea, se iniciaba la última semana del año chino, dedicado al Mono de Fuego.

Los procesos sociales y políticos se desarrollan en sincronía con el ciclo de los dos astros que representan la expansión y la contención, es el caso de Júpiter y Saturno. Ellos rigen un ciclo combinado de veinte años. Ahora se encuentran en la etapa final de su relación, que culminará el último mes de 2020, con Eclipse Solar incluido.

En este contexto de acabamientos, se inauguró lo que se ha dado en llamar la Era Trump. En efecto, a pocas horas de iniciado el menguante lunar y la postrera declinación del año chino, Mr. Donald Trump juró como el 45° Presidente de los Estados Unidos, en medio de protestas de quienes le adversan por sus declaraciones controversiales y amenazantes.

La condición lunar tiene gran significación en la cualidad emocional de todo ser humano, tanto en lo que concierne a su nacimiento, como en la ejecución de sus más destacadas obras o proyectos. La Luna natal refleja la cualidad de nuestra función en la vida social, indicadora de cómo es asimilada y desarrollada nuestra respectiva misión terrenal; mientras que la Luna del momento ofrece indicios sobre las condiciones objetivas que prevalecen cuando pretendemos llevar a cabo una determinada tarea.

El recién estrenado Presidente Trump nació un día en que la Luna ejercía un rol protagónico, alineada con la Tierra, el Sol y Urano, en el eje Géminis-Sagitario, mostrando toda su plenitud, e iniciando un par de horas después, su ocultamiento total. Ninguno de los anteriores doce mandatarios había nacido, como él, en día de Luna llena, y menos aún, eclipsada. La gran mayoría de ellos habían nacido con Luna Nueva (5) o Creciente (5).

Siete de los presidentes estadounidenses de los últimos 70 años han iniciado su gestión bajo la impronta de una Luna Nueva, otros dos lo han hecho en Plenilunio, y solamente los tres inmediatos antecesores de Trump se habían mudado a la Casa Blanca, como él, con una Luna recién iniciando su fase Menguante. Ellos son precisamente los cuatro presidentes a quienes les ha correspondido ejercer las funciones ejecutivas en el presente y declinante Ciclo Júpiter-Saturno.

Donald Trump comparte con Richard Nixon y con Bill Clinton el inicio de sus respectivos mandatos en los días finales del morisquetero Mono, y en vísperas del arribo del escandaloso Gallo. Indicación de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca podría verse envuelto, como  sus antecesores colegas, en posibles escándalos y consecuentes juicios.

En especial, Bill Clinton será para Donald Trump una suerte de hermano mellizo del Destino. Hay mucha afinidad entre ellos: nacieron, con diferencia de escasos dos meses, en el mismo año (1946); con la presidencia de Clinton (1993) se abrió la puerta del ciclo político (27 años) que deberá cerrar Trump; ambos inauguraron sus respectivas gestiones terminando el año del Mono y a punto de comenzar el del Gallo; los dos accedieron a la presidencia en sus correspondientes retornos de Júpiter (en Libra), símbolo de expansión (uno a los 47 años y el otro a los 70) y los dos iniciaron el mandato con Luna Menguante. Finalmente, la misma mujer (Hillary) ha fungido como coprotagonista en sus películas vitales, en uno como esposa y en el otro como rival en la aspiración presidencial.

El nuevo Presidente también forma trilogía con Clinton y G.W. Bush como nativos de un año del Perro de Fuego (1946), período muy prolífico en la producción presidencial; así como también lo ha sido en este siglo la estación climática del verano, proveyendo la Presidencia con hijos de junio (Trump), julio (Bush) y agosto (Obama).

Sube el telón, las luces se han encendido, todo está listo: el espectáculo ha de comenzar. El hombre más longevo que haya jurado como Presidente de los Estados Unidos, con su verbo geminiano incontenible, se propone restaurar el orgullo patrio. El uraniano neopresidente tiene listas sus excentricidades y preparadas sus extravagancias. El guión escrito en el cielo da a entender que el Gallo naciente cantará sin cesar hasta que la Luna vuelva a eclipsarse de nuevo, para desconcierto de todos.


astrologuia.wordpress.com

Photo Credits: axxonlive

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