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La Dra. Christine Blasey Ford es una mujer de Conlapayara

El testimonio de la doctora Christine Blasey Ford ante el comité judicial del Senado de los Estados Unidos no puede sino conmover a cualquier persona. Y solo alguien parcial no podía ver que el testimonio del juez Brett Kavanaugh estaba tratando de reemplazar la verdad con fuego. Su negativa a decir inequívocamente que aceptaría una investigación del FBI sobre el incidente que lo involucraba a él y a la Dr. Ford fue un punto débil en su propia defensa.

El testimonio de la Dr. Ford fue equilibrado, dolido y resonando a responsabilidad cívica, mientras que el testimonio del juez Kavanaugh fue fuerte y vigoroso, justo lo que la audiencia de senadores republicanos quería escuchar. El sábado, el juez Kavanaugh recibió la «bendición» del presidente Donald Trump, quien dijo que Brett Kavanaugh sería un juez de la Suprema Corte «realmente notable».

La audiencia evolucionó de una manera diferente a la esperada por los senadores republicanos, y la investigación del Federal Bureau of Investigations (FBI) autorizada por la Casa Blanca puede aclarar definitivamente las cosas. Esto es mérito del Senador Jeff Flake quien, a diferencia de sus colegas en el Senado, tuvo la mínima decencia para solicitar una investigación del incidente por parte del FBI.

Mientras daba su testimonio frente al comité judicial del Senado, la Dra. Ford se encontró con la mirada desconfiada de todos los senadores, con la única excepción del senador de Arizona Jeff Flake, quien parecía realmente preocupado por sus palabras. Después de que se presentaron ambos testimonios, y el Senador Flake solicitó una investigación de una semana por el FBI antes de emitir su voto, todos los senadores volvieron a sus cámaras, incrédulos de los procedimientos que tuvieron lugar ese día.

La historia se mueve por incidentes inesperados. Luego del testimonio de la Dra. Ford, y cuando el senador Flake se dirigía a su oficina, dos mujeres que habían sido abusadas lo increparon mientras impedían que se cerrara la puerta del ascensor. Mientras el senador Flake, desconcertado, miraba hacia abajo, una de ellas le gritó: “Míreme a la cara, senador, mientras yo le hablo!”  La actitud de las dos mujeres fue la que terminó de convencer al senador Flake que debía pedir una investigación del FBI.

Por su parte, y a pesar de ser tan impresionante, el comportamiento de la Dra. Ford tiene un precedente inusual. En su libro titulado «Génesis», el escritor uruguayo Eduardo Galeano narra cómo en 1542 Francisco de Orellana, un amigo cercano y posiblemente pariente de Francisco Pizarro, el conquistador del Perú, luchó contra los habitantes de Conlapayara.

Al descender por el río Amazonas con sus hombres, de Orellana llegó al pueblo de Conlapayara. El día de San Juan, con ráfagas de arcabuz y ballesta desde sus bergantines, los hombres de Orellana mataron a raudales a los aldeanos que venían de la costa. Las cosas pintaban bien para los españoles.

Sin embargo, ellos no habían considerado la posibilidad de que las mujeres de la aldea se unieran a la batalla. Ellas aparecieron de repente, y colocándose frente a los hombres, lucharon ferozmente. Estas mujeres, de gran atractivo y encanto, lucharon valientemente, sin cansarse nunca.

Los españoles habían oído hablar de esas mujeres, pero solo ahora, en el fragor de la batalla, se dieron cuenta de que existían. Vivían al sur de la aldea, en dominios sin hombres. Lucharon contra los españoles riendo, bailando y cantando, sus pechos temblando con la brisa. Ahuyentaron a los españoles, hasta que éstos se perdieron más allá de la desembocadura del río Tapajós. Estaban exhaustos, asombrados y temerosos por lo que habían experimentado.

Los invasores continuaron huyendo, navegando el río hasta que llegaron al mar, sin piloto ni brújula ni carta. «Se dejan ir al garete por el río de las Amazonas, costeando selva, sin energías para el remo, y van musitando oraciones: ruegan a Dios que sean machos, por muchos que sean, los próximos enemigos», escribió Galeano.

Incluso el presidente Donald Trump, un hombre que no es conocido por simpatizar con las víctimas de ningún tipo, y menos aún las de violencia sexual, calificó de «convincente» el testimonio de la Dr. Ford. Ella demostró una gran valentía, decencia y un raro sentido del deber cívico. La Dra. Christine Blasey Ford demostró ser una verdadera mujer de Conlapayara.

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