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Rayma Suprani
Rayma Suprani

La autopista de la Libertad

Cuando me topé con la posibilidad de tener que dejar mi país de origen por problemas políticos y económicos, pensé que podía ir a una ciudad donde no tuviera que manejar, asípoder disfrutar de la civilización tranquila o en su amplia medida relajada y peatonal.

Fue allí cuando, en ese preciso momento, el Dios supremo de la ironía universal me consagró como destino vivir en la ciudad de Miami.

La ciudad de Mayami como le decimos los venezolanos, es un entramado de condados  aledaños que se conectan por medio de unas enormes autopistas de 6 canales, donde la velocidad media es de unas 80 millas es decir unos 130 KPH y donde el estimado de accidentes mortales por descuidos, fallas humanas, chateo en el volante, excesos y mal tiempo es altamente considerable.

Lo primero que me tocó hacer al llegar fue solicitar mi licencia de conducir, ya que sin este documento uno no es nadie en los Estados Unidos, saber manejar es el mayor aval que puede tener un ciudadano que desee integrarse en esta sociedad, que como decía el filosofo del racionalismo occidental René Descartes, aquí reza  Manejo Luego existo.

Después de cumplir con la documentación reglamentaria, presentar un examen electrónico donde nos enteramos de algunos puntos importantes como por ejemplo:  si un semáforo estáen rojo, debemos detenernos y esto no implica que vamos a ser atracados en el rayado por algún antisocial, también nos enteramos que existen unas llamadas luces de cruce que se activan en el vehículo  según nuestra conveniencia al girar en lugar de sacar la tradicional manito” fuera del vehículo y hasta nos damos cuenta que podemos empezar a ceder el paso y que eso no es un tema de conflicto, ni de minimizar al otro o de agarrarnos una rabieta a puños e insultos con el que está más apurado. Todas estas emociones de cambio influyen en el flujo de la ciudad y cuando aprobamos el examen de manejo pasamos a la próxima etapa que consiste en ¿dónde vamos a conseguir un vehículo?.

Marcas, modelos, tamaños, cilindrada, ahorro energético, colores, todo un infinito de posibilidades empieza a sonar en tu cerebro, por primera vez en la vida puedes elegir el color de un carro, el año y el modelo, el único problema es tener para pagarlo. Esta operación puede durar semanas, es como hacer un PHD en todos los tipos de maquinarias, cada concesionario tiene sus maneras de atraer y seducir al cliente, cafecito, cómodos sillones, maquinas de refrescos, amabilidad, aire acondicionado direccional, música, sala con tv para la espera de los niños o carros que puedes probar, como Disneylandia pues, algo impensable para los que hemos tenido un cacharrito en nuestros países de origen.

Las personas más peligrosas de la ciudad de Mayami,  son los vendedores de carro, son extremadamente inteligentes a la hora de alabar tu ego y hacerte endeudar hasta la medula, puedes entrar a un concesionario para comprar un carrito simple que es hasta donde llega tu presupuesto y salir manejando una camioneta doble cabina ultimo modelo, con asientos de cuero temperados, cámara frontal, computadora digital con SIRI al comando y tv en los cuatro asientos sin saber como la vas a pagar. 

Otra modalidad es la del leaseo arrendamiento del vehículo, una especie de deuda vampiro donde pagas y pagas todos los meses por un vehículo que nunca será tuyo, simplemente pagas por el derecho a usarlo y devolverlo al dueño que te vampirizó por años, es como una versión moderna de venderle el alma al diablo.Todo puede ser tuyo y al mismo tiempo nada te pertenece.

En Estados Unidos los vehículos como muchas otras cosas son desechables, olvídate de arreglar el viejo carrito familiar al que se le dañaron los amortiguadores, todo eso va a la basura, sale más caro arreglar que botar, nada tiene arraigo, no puedes encariñarte a ningún carro, ni a ninguna casa, ni a tu calle, ni a ninguna mata de mango, ya que todo en cualquier momento se lo puede llevar el huracán o los acreedores.

Una vez superados los dos puntos anteriores, es decir, tener licencia y tener un carro, viene la tercera y ultima prueba, salir al ruedo y lograr llegar a tu destino.

Lo primero que debes saber es que en esta ciudad todo queda en Maracay y hasta en Barquisimeto o Mérida, las distancias son sustanciales y hasta se recomienda llevar una vianda de cena o almuerzo según el caso, agua fríita, galletas, una barra de chocolate para el camino.

No hay manera de lograr una rápida ubicación en mitad de la vía ya que la ciudad es plana, no hay montaña guía que nos haga ver el norte o el Avila, la única guía es que cada 3 millas puede haber una eme amarilla de Mc Donald igual al de la milla anterior.

En frente de todas estas dificultades, nos toca apelar al GPS, aplicación satelital que te habla con acento gallego y que suele sacarnos de los laberintos del viaje. Lo que no saben muchos incautos recién llegados es que la chica del GPS tiene una relación simbiótica directa con el chico del SUNPASS o peaje, la cual te hace pasar a cada rato por la vía que más cobra, arruinando todo tipo de presupuesto.

La vida no es fácil para nadie, ya seamos transeúntes o conductores, yo pedí un deseo y aquí estoy tratando de llegar desde el condado de Kendall hasta Hialeah la ciudad que progresa.

Debemos volver a reconciliarnos con el mundo, como esos cubanos que la primera vez que manejaron un vehículo en su vida fue un camión en mitad del mar acondicionado en bote salvavidas, con llantas flotantes y con un motor para salir de la dictadura en contra corriente y llegar a algún puerto que les ofrezca una autopista hacia la libertad, sin que te coman los tiburones.

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