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Hablar de felicidad en tiempos de pandemia

¿Qué tal si cambiáramos la conversación, dejáramos la política, la pandemia y habláramos de amor, de felicidad, de lo bonito que nos hace sentir recibir un abrazo, una motivación, un gracias por tu ayuda? O cuando un familiar, un amigo te dicen: “¿te puedo ayudar en algo? Sin embargo, la economía, la política, los fracasos, las frustraciones, son siempre el tema de nuestras conversaciones. “Estamos contagiados por la ira” dice Svetlana Alexiévich, premio Nobel de Literatura (2015).

Las nuevas generaciones tienen poca tolerancia a la frustración, se les olvida lo que pasaron los sobrevivientes quienes vivieron las guerras mundiales, el Holocausto, la guerra cristera, la revolución y la independencia. Entonces sí había pobreza y hambre. Viven en un mundo virtual, piensan que esos acontecimientos son películas de ficción.

Hoy en día estamos enojados, a la defensiva, atrapados en la cultura desechable, hedonista y en el consumismo. Los jóvenes tienen todo a la mano, pero no saben cómo llenar el vacío interno, buscan placer en estimulantes, en todo tipo de sustancias legales e ilegales. No entienden que la felicidad está en su interior, en aceptarse como son y en cultivar la autoestima que hasta pagan por encontrar.

Pregunté a un adolescente: “¿qué es el amor? El joven quien fue abandonado por su madre cuando era niño, me respondió: “una manera de apreciar las cosas, de tal forma que nadie lo hace como tú”. La respuesta de un adulto estresado fue: “No tengo tiempo para encontrarla me la paso trabajando”.

La percepción de felicidad en América Latina ha caído mucho. Países como México, Chile, Perú, registran una baja de hasta el 26% según un estudio llevado a cabo por Global Happiness 2020. Las personas, van tan de prisa que ni siquiera están conscientes de las variables que afectan su estado de ánimo.

La felicidad, en su dimensión más profunda, depende de la satisfacción que da vivir la vida como se ha planeado. En una dimensión superficial la percibimos en algunos momentos y está determinada por el bienestar emocional del día. Recientemente se agregó la dimensión del “bienestar emocional digital” subordinada a situaciones como: la dependencia emocional, el estrés, las relaciones distorsionadas y la angustia por la conectividad.

La era digital ha dado lugar a una nueva realidad en la que nos movemos entre dos dimensiones: la virtual y la física, transitando sin limitaciones en ambos espacios.

Si analizamos el tema de la salud mental, veremos que muchos están afectados por el confinamiento, por el miedo a enfermar y morir, temores que crecen cuando se enteran de los miles de fallecidos. Otros se sienten solos, desprotegidos, no ven la luz al final del túnel, y además tienen problemas a causa de la crisis económica. Para superar una etapa tan difícil es necesario construir nuestro bienestar emocional, físico, emocional y digital.

Algunas Sugerencias. Organiza el lugar de trabajo, el horario, desconéctate, deja tiempo para el descanso. Cultiva el optimismo, aléjate de las aves de mal agüero y de las profecías que anuncian que tendremos rebrotes de infecciones. Trata de convivir de manera presencial y de manera digital con los que tienes lejos. Convive con la naturaleza.

La felicidad está en lo simple, lo cotidiano. El ser humano pertenece al reino animal, sus necesidades básicas son: comer, dormir y reproducirse, con la diferencia que, si queremos podemos sentir placer al alimentarnos y al hacer el amor aunque la libido disminuye por falta de creatividad.

Estamos atrapados en la tecnología, pero, no es lo mismo trabajar que ser adicto y perder el tiempo en ver tonterías. La vacuna no es el único remedio, es necesario el cuidado personal: nutrirse, ejercitarse, dormir y contar con una buena actitud mental. El planeta sufre por nuestra irresponsabilidad. ¿Qué tal si decidimos poner nuestro granito de arena y nos unimos para revertir el desastre que nos espera si no hacemos nada por cuidar lo que la naturaleza nos ofrece?. Nuestro sistema de defensas es una inversión, gracias a ese sistema seguimos reproduciéndonos como especie. Los fármacos se deben utilizar solo en casos muy especiales, utilizarlos en exceso y sin necesidad sirve solo para enriquecer la Industria Farmacéutica y empobrecer nuestro Sistema Inmunológico.

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