Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Irene del Carmen

Foto-reportaje: Cuando los refugiados llegaron a Austria (Parte I)

El último jueves de Agosto ayudaba a mi amigo Jan a mudarse a Suiza. Mi humor picante soltó la lengua:«Jan, alquilaste una van demasiado grande, ahí sobra espacio para meter 20 refugiados, ¿no?». Casualmente, esa misma tarde la policía austríaca encontraba un camión abandonado, donde 71 personas de origen sirio fueron halladas muertas en los apretados 15 metros cuadrados del camión.

El siguiente jueves, 2200 personas en Austria se habían unido a una campaña en Facebook (organizada en 2 días) cuyo objetivo era ofrecer un carro para manejar el domingo a Hungría. Allí montarías algunos refugiados en tu carro y los traerías a Austria. Una ola de refugiados había llegado a Hungría y las autoridades húngaras, alarmadas y confundidas, decidieron bloquear el paso de los trenes a Europa Central. No hizo falta esperar hasta el domingo, el sábado los trenes reanudaron sus operaciones y en un solo día llegaron 3000 refugiados a Austria.

Llegar a Westbanhof (Estación Central-Este)

El sábado 4 de septiembre fue un día especial. La sociedad civil mostró su poder y su razón de ser. Cientos de personas se aproximaban al improvisado centro de caridad Caritas, donando bolsas de ropa, comida, etc. Adentro de la estación, el andén de los trenes estaba repleto de gente ofreciendo lo que se les ocurriera, por ejemplo sus últimos cigarros o un ticket de metro para seguir el camino a Alemania. El aire era un caldo burbujeante de emociones y la reacción natural era la solidaridad. La gente aplaudía si llegaba un nuevo tren lleno de refugiados.

El rol de Caritas

Caritas es el principal centro de ayuda social en Austria. Desde septiembre ha alistado a muchos nuevos voluntarios, organizado centros de acopio y establecido una rutina para la llegada de los refugiados. Al bajarse del tren son recibidos con té (lamentablemente demasiado azucarado), se les ofrece ropa, comida y entrar en contacto con un traductor. El traductor preguntará cuál es su historia, si esperan a alguien, hacia dónde desean ir, etc, e intentará ayudarlo a llegar a su destino. Algunas veces tienen un contacto en algún país. En general prefieren ir a Alemania o Suecia, o dirigirse a un campo de refugio en Austria.

«Los refugiados llegan llenos de miedo, desconfían de todo y de todos». Afirma Cristina Reiter, quien luego de un mes realizando voluntariado ahora forma parte del crew Caritas como coordinadora. Ella considera que la primera misión es darle a entender a los refugiados que han llegado a un lugar seguro y pueden confiar en quienes los rodean, que ya no serán víctimas de chantajes o no tendrán que pasar por situaciones bochornosas.

Cristina Reiter siente orgullo por la manera en que el pueblo austríaco se ha comprometido para ayudar a los refugiados.  Por un lado, las autoridades gubernamentales han mostrado su apoyo. Por otro lado, la sociedad civil -la gente común y corriente- organiza fiestas y eventos pro-fondos en solidaridad con los refugiados.

La opinión general respecto al país vecino Hungría es que no han tratado adecuadamente a los refugiados. Las autoridades y los medios de comunicación húngaros explican que Hungría no es una nación rica, que no posee la logística adecuada para la llegada de los refugiados y por ello no desea que «invadan» su tierra. Pide apoyo económico a la Unión Europea para tratar el caso y siente que se les ha ignorado. Si bien todo esto es cierto, en palabras de Cristina Reiter, los refugiados no han sido tratados como seres humanos y no hay excusa posible. También comenta que Grecia tiene un rol difícil en esta historia y no ha sido irrespetuoso o inhumano con los refugiados.

No todo es perfecto. Los centros de refugio no están preparados para el invierno. Más allá de resolver detalles logísticos, lo fundamental es diseñar un buen plan de integración. Esto implica mucho más que tarzanear un idioma o conseguir un empleo. Aunque Austria sea un país conservador y por ende es complicado ser extranjero, en Austria no existen guetos, lo cual alivia las tensiones sociales. Como buen país «realmente» socialista, los edificios sociales son lugares limpios y seguros.

Personalmente, uno de los testimonios más interesantes que escuché entrevistando gente en el Westbanhof es que el ISIS está en drogas. Usan una anfetamina psicodélica llamada captacon. El tema no ha sido de primera plana en los media pero sí se puede leer al respecto en la web, como en este artículo. Por cierto, el consumo de drogas en los nazis es algo que también ha dado de qué hablar en las últimas décadas.

Hey you,
¿nos brindas un café?