Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

FOOD waste – Desperdicio de comida

La mayoría de nosotros creció oyendo en su casa que no se podía dejar comida en el plato porque había alguien que no tenía que comer y desperdiciarlo era injusto. Si bien esto es verdad y que hoy en día casi mil millones de personas pasan hambre, casi un tercio de los alimentos se desperdicia antes de llegar a nuestros platos. En total, este desperdicio se aproxima a 1,3 billones de toneladas de comida que van a la basura (FAO). Así que no sólo debemos ser conscientes de cuanta comida servimos en nuestros platos, sino de dónde, qué y cómo compramos nuestra comida.

Las cadenas de producción de alimentos son variadas y complejas, pero todas tienen el mismo inicio y fin, nacen y mueren, sólo que esto último ocurre idealmente en el plato. Durante el proceso de producción de alimentos se desperdician no sólo los alimentos, sino también los recursos para producirlos; agua, energía, tierra, pesticidas, empaques y otros insumos. Esto se debe a las actividades del hombre a lo largo de la cadena productiva (productor, consumidor e intermediario), creencias en mitos urbanos, demandas y desconocimiento, pero también está relacionado con la falta de infraestructura, mercadeo, acceso a recursos, el sistema de producción en sí y la falta educación. La etapa del proceso productivo en que se desperdician más alimentos puede variar dependiendo de la región y país.

En la siembra se pierden muchos alimentos por causas naturales como la sequía, las lluvias y otros desastres naturales, así que en esta etapa nos salvamos un poco de la culpa y podríamos decir que no hay mucho que hacer de nuestro lado, aunque creo que siempre se puede hacer algo al respecto. Continuando la cadena productiva la recolección, almacenamiento y distribución es donde se decide cuáles serán los alimentos que veremos en los automercados y ferias, aquí las frutas y vegetales pasan por un proceso de selección casi tan largo y específico como para entrar a un trabajo en la CIA.

En la recolección el agricultor considera algunos estándares para determinar cuáles frutas y vegetales serán vendidos. Estos estándares se han determinado culturalmente y dependen del aspecto físico y no necesariamente de su calidad nutricional. Cuando pensamos en un tomate, todos tenemos la imagen de un tomate rojo, grande y redondo, pero no siempre son bonitos, ni todos rojos, ni perfectamente redondos u ovalados, son estos alimentos imperfectos los que son descartados en el campo convirtiéndose en comida que nunca llegará a nuestros platos a pesar de que su calidad nutricional y la necesidad de alimentos a nivel global. El sistema actual no permite la generación de ganancias de alimentos imperfectos o “deformes” y el automercado probablemente no lo ponga en sus estantes, esto ocurre porque no nos han educado para ser inclusivos culinariamente ni discriminar por el aspecto físico, pasa con el amor pasa con la alimentación.

Por otro lado, durante el almacenamiento y distribución de alimentos muchos países en vías de desarrollo no han tenido la oportunidad de contar con un sistema eficiente de transporte, refrigeración e infraestructura para que los alimentos no se dañen. Este problema sería resuelto con un canal de financiamiento inclusivo y capacitación laboral efectivo.

Pensamos que al ir al automercado existen infinitas opciones de selección en cuanto a lo que vamos a comer, pero la verdad es que ya han seleccionado previamente lo que podemos consumir. Ya han descartado frutas y vegetales “feos”, los que consideran que no están en “condiciones óptimas”. Aquí es importante destacar que el 50% de las raíces, frutas y hortalizas son desechadas antes de llegar a nuestro plato y parte de este desperdicio ocurre en los automercados. Los alimentos procesados como la leche, el queso, arroz, etc., nos dan más de opciones de selección: marca, fecha de caducidad y tipo de empaque. Un gran mito en este proceso es la fecha de caducidad, ya que muchos no saben que es sólo un estimado por parte del fabricante de cuándo los alimentos dejan de estar en su máxima calidad y al menos en EUA no hay un estándar específico y universal de cómo determinarlo. Si quieres ser más consciente a la hora de comprar, considero que es mejor seguir tú instinto a sólo guiarte por la fecha. La fecha de vencimiento puede aumentar el desperdicio de comida de forma innecesaria y arbitraria.

Estamos rodeados de información cargada de mitos y falacias en cuánto a lo que comemos. Desperdiciamos un gran volumen de comida que podría alimentar a más de 30 millones de personas sólo en Latinoamérica. Como consumidores debemos demandar transparencia, estar dispuestos a consumir vegetales feos, informarnos sobre los que consumimos, y no comprar de más. La comida desperdiciada usa y gasta mucha agua y energía, deja a 805 millones de personas sin alimentos y además aumenta las emisiones de gases invernaderos (Natgeo). Ya hay países avanzando en este tema y Francia es un gran ejemplo ya que han sido los primeros en prohibir el desperdicio de comida en los automercados, pero no es sólo responsabilidad de los países y sus políticas públicas, es más que nada nuestra responsabilidad disminuir números de desperdicio (menos gente sin comida, menos comida en la basura) al tomar decisiones informadas y conscientes, empezando en nuestras casas educando a familiares y amigos.

Hey you,
¿nos brindas un café?