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Estrés y trastorno de adaptación

El estrés es inevitable. Es una energía, una reacción física y psicológica normal ante cualquier situación agradable o desagradable. 

El problema de las generaciones presentes es el exceso de estrés causado por el consumismo, la vida sedentaria, la movilidad en auto y la adicción a la tecnología. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) considera el exceso de estrés una de las aflicciones de la vida moderna, la considera la “epidemia del siglo XXI. 

El estrés laboral deriva de la presión de tener que manejar muchas competencias; de la exigencia de armonizar el trabajo con los conflictos de pareja y familiares; del desplazamiento para llegar a la oficina o fábrica, y, en estos tiempos, de la crisis económica causada por la pandemia. Millones de personas se han quedado sin empleo y los que lo mantienen reciben solo un porcentaje de su salario por trabajar en línea. 

Un vendedor de autos de una empresa japonesa compartió conmigo el estrés que le causan las exigencias de su jefe. Tienen que vender cierto número de carros al mes, y, si no lo logran les baja la comisión de sus ventas. 

Son varias las causas más comunes del estrés laboral: demasiada carga de trabajo, excesiva responsabilidad, insatisfacción por la labor que se realiza y un entorno extremadamente tenso. Ese estrés es también la causa de varias enfermedades, trastornos psicológicos, pérdida de sueño y de deseo sexual y en las empresas ocasiona un descenso de la productividad, ausentismo y rotación del personal. 

Desde hace un año a todas esas motivaciones se han agregado los trastornos mentales ocasionados por la pandemia: incertidumbre, angustia, ansiedad y depresión. Cuando las personas no logran adaptarse al cambio, a lo que han llamado “la nueva normalidad”, se dispara un trastorno de adaptación. Las razones son muchas y varias, desde tener que lidiar con los hijos en casa, hasta la obligación de guardar la distancia, el aislamiento de los familiares, la falta de convivencia, el cambio de estatus y, para los mayores de 60 años, el sentirse relegado por tener prohibido el ingreso a ciertos negocios. 

El temor a la enfermedad del SARS causada por el Covid, las presiones económicas y la pérdida de un ser querido, afectan los sentimientos, el pensamiento y las conductas. El nivel de estrés puede elevarse de tal manera que la persona se siente tan angustiada que hasta llega a tener pensamientos suicidas. 

Tenemos que estar alertas, ser solidarios con las personas que nos rodean y sugerirles que busquen ayuda profesional para evitar un desenlace fatal. El trastorno de adaptación es un estado mental que ocasiona: ansiedad, mal rendimiento laboral, escolar, problemas de pareja, preocupación, dificultad de sueño, mal humor y fantasías suicidas. 

Son demasiados los que están sufriendo en la pandemia, el dolor aparece como respuesta a la pérdida de un familiar, un amigo, y es agravado por el hecho de no poder acompañar al ser querido durante la enfermedad y en muchos casos de no volver a verlo con vida tras su ingreso a un hospital. Finalmente recibir un recipiente con las cenizas causa un fuerte impacto de negación. El proceso de duelo queda inconcluso por no haber podido llevar a cabo un ritual de despedida. Lo mismo les sucede a las personas que tienen un familiar desaparecido, se complica más el contexto y se prolongan el dolor de la pérdida. 

El duelo por la pérdida de un familiar lleva un proceso de adaptación que se ha multiplicado al por mayor en varias familias. Todos pueden experimentar sentimientos encontrados, hasta los niños y jóvenes muestran cambios significativos: en los patrones de sueño, en conductas de aislamiento, en el estado de ánimo que se traduce en irritabilidad, frustración, falta de interés en las actividades habituales, causa prima del abandono de las actividades escolares y el volverse adictos a la tecnología. Es importante estar vigilantes para ayudarlos en la adaptación y en el dolor de la pérdida. 

Entre las recomendaciones: el arte en todas sus facetas es un buen recurso. Practicar meditación, caminar descalzo, abrazar un árbol, hacer ejercicio, retirarse de la obsesión de ver noticias y el número de fallecimientos, evitar medicarse, beber alcohol, fumar demasiado. Es buen recurso socializar con personas positivas y escuchar música o practicar un instrumento. Busquen ayuda profesional, no pongan el pretexto de falta de recursos económicos, durante la pandemia han aparecido muchos grupos de ayuda gratuitos.

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