Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Época de elecciones

Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen.

Utopía de un hombre que está cansado. Jorge Luis Borges.

BOGOTÁ: No piense tanto en la vida mija, coma mientras se muere… escucho decir a mi abuela.

Son las siete de la noche, hora de las noticias, es época de elecciones, la propaganda pulula y enrarece el ambiente. Hay demasiada amabilidad de por medio y apretones de manos, a la vanguardia van las milicias sonrientes esgrimiendo promesas al mejor estilo de los testigos de Jehová.

Las caras esperanzadoras de los candidatos son todas iguales, con los ojos iluminados miran hacia el horizonte, de perfil, ya sea posando a la derecha o a la izquierda, según su mejor ángulo para la foto, solapando las acusaciones de sus contendientes con nuevas acusaciones.

Las vallas son cimentadas sobre escombros, y bajo los escombros cantan los huesos. Los techos de cartón se ven más bonitos pintados del color del partido, mientras en la retaguardia se disimulan las ambiciones, los intereses y los miedos. Las aulas se convierten en sedes de proselitismo; libertad de pensamiento y ética, son como lo sospechábamos, pura cátedra.

Es época de elegir, preferir, favorecer, optar, votar. Trabajar o no trabajar, ese es el dilema.

De repente todos saben tanto de política… Dicen que el que no hace política está condenado a padecerla, me siento algo rezagada, hasta culpable podría decirse. Las noticias van a mil por hora y no queda tiempo para sospechar o comprender.

Son las diez de la noche y por fin el televisor está apagado, pero la nevera suena impertinente y me taladra el cerebro. ¿Es ese sonido normal? ¿Todas las neveras suenan de esa manera? puede ser que la nuestra esté mala y que por eso suene tanto, uno no sabe… en el día nadie lo nota porque hay mucho ruido, pero en la noche invade la mente sin tregua.

Si se daña puede que comiencen a podrirse los alimentos… eso sería un grave problema.

¿Todavía no ha comido? Me pregunta mi abuela

– no sé qué comer, creo que ya está muy tarde mamita. 

Siempre he sido algo indecisa.


Photo Credits: Ángel Raúl Ravelo Rodríguez

Hey you,
¿nos brindas un café?