En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse
Diego “El Cigala”
A unos minutos de abordar el avión que tanto había esperado para llevarla a su vida en otras tierras, M. abrió la carta que hace unos días le había entregado G.
M:
Pensé que tendría una vida entera para amarte, pero aquí estamos, despidiéndonos cuando aún nos queda existencia por delante, planteándonos encuentros que podrían ser hipotéticos, quimeras de un amor platónico.
Quise que este amor fuese el hito que dividiera mi vida en un antes y un después, pero fue la serpiente que se muerde la cola y se devora a ella misma: un sinsentido abstracto.
Heme aquí, escribiendo estas líneas de amor para ti. Estoy clara dónde estamos paradas, porque te dije lo que siento y tú me respondiste, pero hemos fingido que no sucedió para poder seguir siendo amigas.
Sé que no puedo decir que fuimos lo que mi imaginación quiso que nos convirtiésemos, y que tendré que conformarme con aquello que somos ahora, pero sólo te digo que si quizás nos hubieses dado la oportunidad, ni el cielo habría sido límite.
Márchate tranquila. Cada una tiene un camino. Quizás en otra vida… Si es que la hay y nos encontramos en ella.
Siempre tuya,
G
M. dobló el papel y abordó el avión. Lo que jamás le dijo es que en la vida hay muchos amores, pero un mismo amor no se vive dos veces.
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