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jose bernardo gomez
astrologia

Enigmática Luna del Buda

Ha comenzado una semana de singulares características astrales, que se concentran en el día dedicado al dios Mercurio: miércoles 10 de mayo. En esa jornada ocurren tres fenómenos de especial significado: la tercera y última conjunción entre los planetas Mercurio y Urano, al que me referí en el Código anterior; el cambio de signo zodiacal del Nodo Lunar; y el segundo Plenilunio primaveral.

Debido a su recién concluido movimiento retrógrado, Mercurio, el más veloz de los planetas, en un lapso de escasas siete semanas (entre el 26 de marzo y el 10 de mayo), ha venido efectuando tres conjunciones exactas con el planeta Urano; la última de las cuales adquiere mayor relevancia, pues pone punto final a la prolongada interacción entre ellos, dejando el sello de su integración, que transmite noticias de acontecimientos extraños e inesperados, al más puro estilo uraniano (*). 

El Nodo Lunar no es un cuerpo físico que deambula por el firmamento, sino un par de puntos siderales en constante movimiento, en los que se cruzan las líneas que marcan el trazado solar y lunar en la esfera zodiacal. Ellos se ubican en oposición zodiacal, cuando recorren el norte y el sur; se les identifica también como Cabeza (norte) o Cola (sur) de Dragón. Cuando Sol y Luna transitan cerca de esos puntos zodiacales se producen los respectivos eclipses semestrales.

Como el movimiento imaginario de los nodos lunares es contrario al de los cuerpos celestes, su recorrido es invertido, dando la vuelta zodiacal en cerca de 19 años, y permaneciendo cerca de año y medio en cada signo. El Nodo Lunar Norte no ingresaba al signo de Leo desde que lo hiciera en octubre de 1998.

Este cambio de signo zodiacal de los nodos lunares posee una significación esotérica que representa experiencias de mayor impacto espiritual y que no se corresponden con un determinado ordenamiento racional, sino que afectan la sensibilidad para el desarrollo de tareas trascendentes, que permiten una apertura de la consciencia a un nivel superior y que permiten definir un ciclo de 19 años en ese crecimiento de la consciencia (individual o colectiva).

Así como el judaismo y el cristianismo, celebran la Pascua, como paso de la muerte a la vida, con la primera Luna Llena primaveral, el Budismo conmemora la conversión de Siddartha Gautama en Buda (el iluminado) con la segunda Luna Llena que sigue al equinoccio de Primavera. Es la época en que el Sol se opone a la Luna, en el eje Tauro/Escorpio, y se celebra el Festival del Wesak (o de la Primavera)para entrar en sintonía con la noble iluminación búdica.

Se dice que Siddartha Gautama se dedicó por cerca de siete años a la búsqueda del camino que lo condujera a la Plena Felicidad, que lo eximiera de futuras reencarnaciones en el mundo material e ilusorio. Fue así, que una noche de Luna Llena, en plena primavera,  nace Siddartha a una nueva vida, al conseguir la Iluminación y el sendero verdadero que lo llevaría a superar las carencias y debilidades de su estereotipada condición humana. Por esa razón, a esta Luna Llena escorpiana se le conoce también como la Luna del Buda.

En la noche del próximo miércoles 10 se celebrarán en el mundo entero rituales de meditación para invocar el poder divino iluminador que nos permita acceder a las nobles verdades y a la superación del sufrimiento. Una noche de Luna Llena, en mitad de la primavera, es símbolo de esa iluminación espiritual que transforma a quien busca la superación de la oscuridad, el apego, el sufrimiento, la cobardía, el egoísmo, la duda y la infelicidad.

Esta Luna Llena del Buda 2017 tiene un carácter muy peculiar. Ocurrirá pocas horas antes de su apogeo; es decir, cuando transite por la zona más alejada de la Tierra, incidiendo en que la veamos un poco más pequeña de lo habitual.  En ese sector, cercano al apogeo, se identifica un punto de equilibrio con respecto a nuestro planeta que recibe el nombre de Lilith o Luna Negra. Por lo que esta vez tendremos una extraña Luna Llena combinada con Luna Negra, representación de su parte oscura.

La lejana Luna Búdica de este año, acompañada de la conjunción de Mercurio y Urano, del cambio de los nodos lunares, y de su propia conjunción con la Luna Negra, es indicación del extraordinario momento que vive la humanidad desde la perspectiva espiritual, esotérica y misteriosa. Son las dos caras de la Luna: los oscuros intereses y manejos que pueden esconderse tras la apariencia de una luz, que en vez de alumbrar, encandila.

La conciencia alcanzada por Sidharta Gautama, bajo el resplandor de aquel Plenilunio primaveral, responde a un ordenamiento intrínseco de la Energía Universal, lo que sucede en el espacio sideral suele estar en armonía con nuestras almas. La verdadera luz que ilumina no hay que buscarla fuera, siguiendo falsas imágenes, consignas o doctrinas, sino hurgando dentro de nosotros mismos, ya que ella proviene de lo más profundo de nuestro ser interno, de nuestra realidad oculta.

(*) Ambos astros no volverán a reunirse en el mismo sitio hasta dentro de un año, cuando lo hagan, saliendo de Aries, y en condición conflictiva con Marte (13-5-18).


🇺🇸 Ahora puedes leer el Código Estelar en inglés: http://bit.ly/2po75ew

Traducido por Jorge Pardo Febres-CorderoTraductor Público Certificado (Español-Inglés-Español) – [email protected]


astrologuia.wordpress.com

Photo Credits: Eric Malette

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