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Enamoramiento de los nigerianos en las redes sociales

Tuvieron que pasar cinco años para que Tere pudiera compartir la experiencia con un fantasma en Facebook. En una ocasión le llegó un mensaje en inglés: “Hasta que te encontré, vi tu perfil, eres admirable, además muy guapa me gustaría tener una linda amistad contigo”. De inmediato respondió con la pregunta: ¿De donde eres? – De Jacksonville Florida. Así continuaron los mensajes, siempre muy cariñosos. Le comentó que estaba separado con un hijo que no le permitían ver, que en el juicio de divorcio la esposa lo había dejado en la calle; que estuvo un par de años hasta que cambió de giro y se volvió millonario. Gracias a la compra-venta de petróleo en los países árabes que luego vendía en EU. En unos días ya estaban hablado por teléfono; dos, tres veces al día.

Argumentó que no quería saber nada de las norteamericanas. Miky se mostraba muy amoroso, le cantaba canciones acompañado del piano, recitaba poemas, el romance iba viento en popa. Ya en confianza llegó la propuesta de sexo virtual, Tere se quedó paralizada al escuchar su respiración. Muy emocionado le dijo que quería casarse con ella. Preocupada le contestó que no podía cambiar de residencia, que su divorcio había sido contencioso, con dos hijos adolescentes. Sabía que su ex no permitiría que viajaran al extranjero.

Sin embargo él para todo tenía una respuesta y una solución. “No hay problema, te compro una casa y voy yo a México. Mi negocio lo llevo por internet y tú me acompañarás en mis viajes”. Su mejor amiga era su cómplice, las dos hablaban inglés, y la ayudaba a revisar los mensajes. Hasta le pidió que le preguntara si tenía un amigo para ella. Le pareció raro cuando, al preguntarle si le gustaban el mariachi y la comida mexicana. “¿El maria qué…?” Ni siquiera lo pudo pronunciar.

En otro momento le sugirió que investigara el precio del petróleo en México para ver si estaba más barato. Ni cuenta se dio que México es país petrolero. Tere le comentó a su hermano los detalles. Él estaba seguro que su hermana estaba siendo engañada y le dijo preocupado: “cualquier empresario sabe que México es país petrolero y cualquier gringo sabe lo que es el mariachi”. Pero ella estaba ilusionada y no quiso escucharlo.

Miky argumentó que tenía mucho trabajo y que no podía ir a conocerla. Muy dispuesta le dijo que ella podía tomarse un par de semanas. Cuando encontró una oferta de vuelo se lo comentó y él, muy hábilmente, le pidió. “Paga con tu tarjeta, estoy de viaje y se me olvidaron las tarjetas, en cuanto llegue te regreso en efectivo”.

Confiada pagó con su tarjeta. Pero él la evadía sin darle un domicilio. Un día antes, preparó el mejor capítulo de la novela. Tenía que viajar a los Emiratos Árabes, el barco con petróleo se estaba demorando. Dejó pasar las horas, la llamó bostezando, no había podido dormir en el avión. Estaba enojado por el cobro de unos impuestos que no tenía contemplados y le dijo que necesitaba dinero en efectivo. “¿Me puedes prestar para pagarles? Mañana, en cuanto llegue, te los regreso”. En ese momento se le cayeron los castillos de aire, un balde de agua helada le cayó en la cabeza. Colgó y se soltó a llorar. Llamó a su hermano.

¡Te dije que era un fraude!.

Le aconsejó, que le dijera que sí, le haría el préstamo, que le diera la cuenta en la cual tenía que depositarle. De inmediato le envió el número: un banco de Nigeria. Esperó un par de horas, hasta que el llamó preguntando por el depósito. Tere le gritó las ofensas que podemos imaginar. Miky le rogaba que lo perdonara, que el conseguiría el dinero, le aseguraba que la amaba. De inmediato llamó a la aerolínea para cancelar el vuelo y le pidieron que hiciera la denuncia en la Procuraduría.

El funcionario le comentó que había sido víctima de lo que se conocía como el Fraude Nigeriano. Una estafa bien identificada. El enamoramiento es el móvil de la víctima. Le informó que tenían muchas denuncias al respecto, y que, afortunadamente, ella había salido bien librada. La Policía cibernética aseguró que era difícil rastrearlos.

Tere se sintió muy avergonzada. Pensó que pagar ese boleto había sido un castigo que se merecía por ingenua. Unos días después, su hermano tenía que viajar a Estados Unidos. Le sugirió que intentara transferirle el boleto ya que la supervisora de la línea aérea le había dicho que no podía cancelarlo. Hizo varios intentos. Finalmente la atendió una joven chilena, a quien explicó todo en detalle y a quien mandó copia de la denuncia.

“Espere, se lo voy a cancelar”. Tere lloró de emoción, Se quitó un peso de encima, mitigó la culpa y la vergüenza. Casi todos los días bloquea invitaciones en sus redes, parece que las olfatea. Ya conoce el perfil: hombre guapo, viudo o divorciado, vive en E.U, con uniforme y medallas de la US army. Otras amigas han caído en la trampa, se sienten orgullosas de comentar que el galán está guapísimo.

Tiempo después se informó con su amiga que viajó a Nigeria. Ella le comentó que están tan pobres que hasta duermen en la calle, donde rentan computadoras y que viven del fraude cibernético. Pasó el trago amargo, y quiere que su relato sirva para que otros no dejen envolverse por defraudadores. Advierte también que actualmente están muy activos en Instagram.

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