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El vaso medio lleno

Uno puede ver el vaso medio vacío. Pero también puede verlo medio lleno. Es verdad que la política en Venezuela ha rebasado los límites de lo tolerable, pero de no haber existido un país democrático, que hiciera resistencia tenaz, hoy estaríamos mucho peor de lo que estamos. No hablo de la oposición política formal, sino de ese ADN radicalmente democrático del venezolano de a pie.

En diciembre del año 2007, el entonces presidente Hugo Chávez, convocó un referendo consultivo, para una Reforma Constitucional. Yo era –entonces, y apenas con 32 años de edad- el director ejecutivo de la Asociación Civil Sinergia, fundada por el jesuita Armando Janssen; una organización de desarrollo social dedicada a promover los derechos de libre asociación y participación ciudadana.

Sin energía

En Sinergia nos entregamos en cuerpo y alma a la confección de unos comics, bajo el formato de desplegable, que se distribuyeron masivamente en todo el territorio nacional. Los guiones de las historias eran de la autoría de quien hoy preside la Mesa de Unidad Democrática (MUD): el periodista Jesús “Chúo” Torrealba. A mi me tocó coordinar todos los procesos de reuniones, la logística y las mesas de trabajo.

Se sometió el desplegable a consultas con personas de los propios barrios. No digo esto para presumir de nada, dado que –como Andrés Calamaro- “puedo presumir de poco, porque todo lo que toco se rompe”. Lo digo para remarcar que verificamos con focus groups que el mismo pueblo chavista estaba en contra de la reforma. No querían propiedad comunal, que les arrebataran su venta de empanadas, or else.

Esta ha sido la única victoria de la oposición contra el chavismo, y fue por un margen sinceramente estrecho. Pero como dirían Los Beatles: “that means a lot”. Si jalamos ese hilo, descosemos la camisa. Ese pequeño porcentaje que se obtuvo sobre el chavismo hace la diferencia. La teoría política más avanzada, no privilegia la comprensión etimológica de la democracia; sino cosas como el respeto de las minorías sobre la masa.

Este año se celebrarán las elecciones parlamentarias. El analista Luis Vicente León me comentó que le parece la oportunidad más clara de victoria que ha tenido la oposición frente al chavismo en todos estos 15 años. No es conchita de ajo. León habla de una victoria incluso de 20 puntos porcentuales. Si la elección fuera hoy –garantiza- la oposición gana mayoría simple, por la medida baja.

Marca devaluada

¿Por qué? Porque el chavismo es una marca terriblemente depreciada. La muerte de Hugo Chávez fue letal para todo ese tinglado. Al día de hoy, Nicolás Maduro tiene una popularidad que ronda apenas 20%, cosa verdaderamente lamentable para un jefe de Estado. Se han quedado sin piso. ¡Pero es una oportunidad que debe ser capitalizada! El poder que no se ejerce, simplemente se pierde.

El Gobierno venezolano ha dejado de ser ponderado en los más altos círculos intelectuales del mundo como una democracia. Ya una publicación del prestigio incontestable de The Economist, categoriza el Gobierno venezolano como un “régimen híbrido”. Los regímenes híbridos no son otra cosa que autoritarismos, que se legitiman cada tanto por la vía electoral.

Tres cosas pueden sostener a un régimen híbrido: un líder carismático, una poderosa red clientelar, y la represión. Chávez está muerto. El barril de petróleo ronda los 40 dólares. Es decir, bajo estas condiciones, reprimir no es muy factible, ni recomendable para el chavismo, porque podría tener un costo político acaso demasiado elevado. Pareciera que estamos ante el principio del final.

Salida decorosa

La opinión del politólogo Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos, de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), es que el chavismo perderá las parlamentarias, y esto los forzará a negociar una salida decorosa del poder. ¿A qué se refiere? Muy sencillo: evitar encarcelamientos, mantener ciertas cuotas de poder, y un largo -pero infausto- etcétera.

Nicmer Evans, cabeza visible de Marea Socialista –un ala disidente dentro del chavismo-, me disparó hace no mucho, en medio de una entrevista periodística: “si Maduro no rectifica, el pueblo lo va a sacar del poder, antes de 2019”. Ups. Not easy. El chavismo tiene fracturas internas, y son muy severas, pero hasta ahora han “lavado sus trapitos en casa”. Esa discreción puede tener su final.

En lo personal, no tengo mucha fe en la MUD. Ni en la oposición política formal, en términos generales. Creo que se les ha muerto el muchacho en la barriga. Salvando el caso de Carlos Ocariz (alcalde de Sucre) –un caso notable de buena performance como gerente público-, Leopoldo López está preso, y Henrique Capriles parece que prefiere las aguas mansas. Ledezma paga casa por cárcel. Y María Corina…

Más bien hago votos por el surgimiento de una nueva vanguardia política, menos adicta al Twitter y al Blackberry. Echo de menos a Rómulo Betancourt, a Luisa Cáceres de Arismendi, a Carlos Andrés Pérez, a Leonardo Ruiz Pineda. Nada personal. Sólo negocios. Ciao. 

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