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El miedo en la epidemia del coronavirus

El miedo nos acompaña desde el nacimiento hasta la tumba. Sin miedo los seres humanos y los animales ya hubieran desaparecido de la faz de la tierra. Para algunas personas se puede volver un problema, el miedo puede convertirse en su peor enemigo.

Los grandes desafíos causan incertidumbre, tensión, ansiedad y pérdida de confianza en uno mismo. El cerebro en alerta, alerta el sistema inmunológico para defenderse de los invasores como virus y bacterias.

Esta pandemia nos recuerda otras como la peste bubónica, causada por la bacteria Yersinia pestis, una de las más devastadoras en la historia de la humanidad. En ese momento murió más de un tercio de la población, solo en Europa fallecieron casi 25 millones de personas, y en África y Asia tuvo efectos muy negativos sobre el desarrollo social, político y económico en el siglo XIV.

Dicen los investigadores que una de las causas fue el cambio climático, igual que en la actualidad, con la diferencia que la ciencia y la tecnología presumen sus adelantos.

Las publicaciones nos muestran que el virus puede volverse una cortina de humo. Causa sorpresa que antes de ver a los afectados por el virus, ya estemos sufriendo una crisis económica en México. Somos testigos de un nuevo orden mundial, el dinero cambia de manos, el pobre se vuelve más pobre y los ricos y poderosos, incrementan sus ganancias. Ya no es necesario la guerra con misiles, como lo anunció Bill Gates, ahora las guerras serán bacteriológicas.

¿Los políticos están locos? En muchos casos sí, quien ostenta el poder puede volverse loco y ambicioso. Son tantos que sería difícil mantenerlos juntos en un manicomio.

Lo que más preocupa es la psicosis social. Las personas se dejan llevar por el miedo a infectarse reaccionan emocionalmente. Se apresuran a realizar compras nerviosas, tratan de surtirse de las necesidades básicas: comida y papel sanitario.

Aturdida en estado de “histéresis” (el término se deriva del griego y significa deficiencia, pérdida de energía), la psique se comporta de manera diferente dependiendo de lo que ya vivió previamente.

Se vislumbra otra crisis económica, el grueso de la población corre el riesgo de perder sus bienes ganados con trabajo honrado y los privilegiados se enriquecen a costa de los demás.

Divide y vencerás, es lo que nos está pasando a los mexicanos. Nos dividen las creencias, las ideologías, las etiquetas, entre: neoliberales, fifis, conservadores, ricos, pobres, malos y buenos. Necesitamos despertar, estamos atrapados en las redes de noticias falsas que tienen el fin de manipularnos.

Otro problema grave en México deriva de la desconfianza que genera el presidente López Obrador. En plena crisis de salud y económica se la pasa haciendo bromas, y el Subsecretario, le dice que está blindado por la moralidad. Mienten para evadir la crisis, no la de salud, la económica. Aseguran que están preparados, pero el sistema de salud está colapsado por tantos recortes. Para tranquilizar AMLO insiste en que tenemos mucho petróleo. Pero no tenemos para convertirlo en gasolina. La deuda de Pemex es millonaria, si bien no sea actual existe y el Presidente insiste en seguir hablando como si viviera en el pasado, cuando Pemex era la gallina de los huevos de oro. Ya no es así. Hoy Pemex está en terapia intensiva. Además, en lugar de ofrecer empleo insiste en dar caridad, regala dinero a ciertos sectores. Caridad, amor propio disfrazado de altruismo. Para darse gusto y para agradar a los demás y asegurarse así una base de clientela para las próximas elecciones.

No sabemos cómo se desarrollará la crisis, los que vivimos la del 94 y la de la Influenza del 2010, estamos en pánico. Sin embargo ese necesario mantener la calma. No se dejen llevar por la psicosis social. No me queda más que aconsejarles tener en cuenta las terapias alternativas. No todo se cura con antibióticos, cortisona y paracetamol. Ingieran te de “gordolobo” un expectorante, astringente y antiinflamatorio que reduce la intensidad de las enfermedades respiratorias.

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