El 22 de diciembre el patrullero venezolano Kariña interceptó al buque de bandera noruega Ramford Thethys, alquilado por la Exxon para exploración sísmica en un área que forma parte de la concesión Stabroek, entregada por Guyana a un consorcio integrado por Exxon, pero también por la China National Offshore Oil Company, de capital estatal chino. Guyana afirma que el incidente fue en la zona económica exclusiva de Guyana a 140 Km de la “línea de equidistancia provisional”. Una línea que ha trazado arbitraria y unilateralmente Guyana. Además, según cálculos hechos por expertos, ni siquiera es la línea de equidistancia verdadera entre la zona en reclamación del Esequibo y el Estado venezolano del Delta Amacuro. Para colmo, esa línea arbitraria le cercenaría centenares de miles de Km2 de la plataforma continental del Delta del Orinoco y le impediría a Venezuela su salida libre al Atlántico.
La falta de profesionalismo y la irresponsabilidad de los gobiernos de Chávez y Maduro han llevado a que dos secretarios generales de la ONU, alegando sus atribuciones en el Acuerdo de Ginebra, hayan decidido llevar la controversia por el Esequibo a la Corte Internacional de Justicia, lo que desde 1966 siempre fue la alternativa preferida por Guyana. Los crasos errores de comisión y omisión nos han llevado a este resultado.
La memoria histórica venezolana no podrá olvidar que, en marzo del 2004, Chávez declaró que Venezuela no se oponía a que Guyana otorgara unilateralmente concesiones y contratos a compañías transnacionales en el Esequibo, si esto favorecía el desarrollo de la región, con lo cual acabó con casi 40 años de diplomacia venezolana y entregó unilateralmente y, a cambio de nada, una de nuestras pocas armas de negociación y que en febrero del 2007, afirmó que la reactivación de la reclamación venezolana sobre el territorio Esequibo en 1962, por parte del Gobierno de Rómulo Betancourt, fue producto de la presión de los Estados Unidos, supuestamente interesados en desestabilizar el gobierno autónomo de izquierda (pero todavía no independiente) del Primer Ministro de la entonces Guayana Británica, Cheddi Jagan. Lo cual es una absoluta falsedad histórica, que, en privado y me consta, no se la creen los mismos guyaneses.
Mientras no se haya resuelto la reclamación del Esequibo, Guyana debería tener la “sensatez política” para orientar sus exploraciones en áreas menos sensibles, si se quieren evitar nuevos incidentes. Para cualquier gobierno venezolano, independientemente del futuro de la reclamación del Esequibo, será siempre inaceptable la amputación arbitraria de la plataforma continental del Delta del Orinoco, su correspondiente zona económica exclusiva y la salida libre al Atlántico.