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arturo serna
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El hombre y las cosas

Según la filósofa Hannah Arendt, lo que distingue al hombre de los animales es su condición de constructor de objetos que perduran. Los objetos duran porque no están destinados al consumo sino al uso. Y aunque las cosas se gastan las sucesivas generaciones de personas producen nuevos objetos.

Esta capacidad del hombre –la de producir objetos que perduran– va en dirección opuesta a la condición mortal del hombre. Es decir, los objetos perduran y el hombre desaparece.

Es extraño el destino del humano: crea cosas que sobreviven. Las cosas tienen una cualidad más extraña: en su pervivencia –y si la sobrevida dura siglos– se desvinculan de los creadores, convirtiéndose en objetos sin humanidad.

El efecto inevitable para el constructor es el efecto de una melancolía incurable. El creador sabe que desaparecerá y que las cosas tienen la posibilidad de ser inmortales.


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