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El drama de los niños refugiados

Hace unos días nos horrorizamos al ver imágenes de los niños refugiados viviendo en jaulas. Nos recordaron a los judíos en los campos de concentración.El Presidente Trump todos los días da sorpresas, el plan es estar en los titulares, que hablen de él, no importa si hablan mal, presume que deriva su poder del ir vulnerando la democracia, los tratados internacionales y los derechos humanos. ¿Qué se puede esperar de sus asesores Miller y Sessions, con claras tendencias racistas, y de la Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, encargada de la operación de encarcelar a los niños? Trump se divierte twitteando, amenaza con sus políticas a los países, actúa como un adolescente que no puede controlar sus impulsos. Justifica la detección de los niños, separados de sus familias con la política migratoria de “cero tolerancia”.

Desde abril más de 2.300 niños migrantes han sido detenidos y a muchos de ellos los han dejados vivir en jaulas. Sus padres huyen de la violencia, de las bandas criminales asociadas al narcotráfico en el triángulo norte de Centroamérica: El Salvador, Guatemala y Honduras. Cuando reúnen el dinero, los familiares pagan al Coyote hasta 4.000 dólares para que ayuden a los niños a cruzar la frontera. Viajan en el tren de la Bestia la meta final es la de reunirse un día con sus padres, vivir y crecer en condiciones distintas.Cuando llegan son detenidos, pasan 48 horas en las “hieleras” centros fronterizos de detención para niños, y si no aplican para el asilo político o cualquier otra admisión legal, los detienen o los deportan a un lugar en donde nadie los espera.¿Qué hacen la ONU y las organizaciones que se encargan de proteger a los niños?  En muchas situaciones vemos que la ONU no reacciona, de alguna manera se hace de la vista gorda ante los conflictos de intereses de los gobiernos más importantes que la financian, Estados Unidos, Canadá China y la Unión europea.

Fue tanta la presión y la indignación mundial al ver llorando a los niños que Trump, utilizó a su esposa para remediar el asunto: «A mi esposa le importa mucho. A mí me importa. Pienso que cualquier persona con corazón puede comprenderlo». Pocos le creyeron, sabemos que no toma en cuenta a su esposa y es notorio su odio hacia los inmigrantes. Para calmar las críticas enviarona la primera dama al mejor de los albergues y el show incrementó las críticas. Melania utilizó una chaqueta verde oliva con una leyenda en la espalda “Really don´t care, do you? ¿A mí no me importa y a ti?”. El mensaje resultó una ofensa, fue peor el remedio que la enfermedad.

El fenómeno migratorio es uno de los grandes problemas mundiales, los migrantes huyen del entorno violento en su país de origen, en el trayecto muchas mujeres y niñas son violadas y, aun así, se arriesgan. Urge resolverlo, para que los migrantes se queden en su país de origen.

Trump es el mejor ejemplo de lo que afirmó Emiliano Zapata: “la silla presidencial está embrujada, cualquiera que se sienta en ella se vuelve loco”. Cito a Gandhi: “una persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero”.

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