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El día después

Tras la larga y oscura noche de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, no nos queda más remedio que asumir que nuestro mundo va a cambiar mucho más radicalmente de lo que hubiéramos podido imaginar. Derechos civiles, solidaridad humana, inclusión, justicia, son palabras que podrían desaparecer del vocabulario de un gobierno que no solamente determina la vida de sus millones de ciudadanos sino la del mundo entero.

Las escasas esperanzas que despertó un primer discurso bastante conciliatorio fueron rápidamente y radicalmente barridas por los nombramientos que el neo electo Presidente Donald Trump anunció para algunos de los cargos más delicados y estratégicos. Tras unos días atribulados y confusos estos son los nombres que Donald Trump sacó de su sombrero.

Jeff Session, como Fiscal General de la República. Session ha sido acusado de xenofobia y racismo y en 1968 un juez federal trató de enjuiciarlo por sus declaraciones a favor del Ku Klux Klan.

Mike Pompeo, como jefe de la CIA. Pompeo, cercano al Tea Party, pertenece al ala más radical del Partido Republicano. Ha sido uno de los más aguerridos enemigos del acuerdo nuclear con Irán.

Michael Flynn como director de la DIA (Defense Intelligence Agency). Flynn es conocido por su islamofobia visceral.

Serían suficientes estos nombres para preocuparnos, pensando en el futuro que nos espera; pero, hay más. Trump puso una alfombra roja para que entrara en la Casa Blanca Michel Bannon, quien, por sus declaraciones y manera de actuar, ha sido acusado de misoginia, racismo y xenofobia.

Personaje de punta del movimiento Alt Right (derecha alternativa) Bannon, quien será el “Chief Strategist” del Presidente, el hombre que aconsejará y canalizará las políticas de Trump en los próximos cuatro años, es el creador del sito Breitbart News, un espacio virtual que fomenta los peores sentimientos nacionalistas y racistas, un sito en el cual quien escribe trasuda odio hacia todos: inmigrantes, afroamericanos, judíos, islamistas, la comunidad LGBT y las mujeres.

Ese nombramiento que ha suscitado las reacciones de muchas organizaciones de derechos humanos y de políticos y analistas de distintos partidos, obliga a una reflexión profunda.

Demuestra que los derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de Naciones Unidas y los derechos civiles, escritos en las Constituciones, son mucho más vulnerables de lo que pensábamos. Los pasos hacia delante que da la humanidad, en ciertos momentos históricos, en aras de construir un mundo más justo, más inclusivo, más solidario, pueden ser borrados irremediablemente de un manotazo. Nadie se salvaría de las repercusiones que determinaría el acceso al poder de Bannon, Session, Pompeo y Flynn si mantendrán sus posturas e ideales. Las sufrirían in primis las mujeres, todas y por lo tanto también quienes, por razones distintas, no quisieron votar por otra mujer; las sufrirían los latinoamericanos, todos, también aquellos que por tener una situación inmigratoria legal, quisieron olvidar sus orígenes y votaron por Trump; las sufrirían los afroamericanos quienes con su voto o no voto, quisieron protestar contra un Presidente afroamericano acusado de no haber satisfecho todas sus expectativas; las sufrirían los jóvenes quienes no fueron a votar porque hubieran preferido a Bernie Sanders; y también las sufrirían los blancos quienes votaron por un candidato que hablaba su mismo lenguaje. Todos indistintamente cosecharían tempestades si las semillas del odio fuesen esparcidas por el país y en el resto del mundo.

Muchos de nosotros sabemos lo que significa luchar por unos derechos que hoy parecían adquiridos. Las mujeres, en particular, conocemos el empinado y duro camino que tuvimos que emprender para lograr el lugar que nos corresponde en la sociedad, y ganar batallas tan fundamentales como el aborto y los anticonceptivos.

En esos años muchas madres, amas de casa, participaron junto con las hijas a manifestaciones de calle. Juntas pelearon cada pequeño espacio de justicia del que hoy podemos gozar en el mundo del trabajo, de la sociedad, de las familias. Una de las viñetas del sito Breitbart News, decía ¿Prefieres a una hija feminista o con cáncer?

Esta es la realidad con la cual tendremos que enfrentarnos aquí y en el resto del mundo si siguen avanzando los movimientos reaccionarios, nacionalistas y populistas que están celebrando la victoria de Trump.

Y si esta es la realidad no queda otra que organizarnos para contener los daños y defender los valores en los que creemos. Cada ciudadano estará llamado a poner su granito de arena. Posiblemente muchas de nosotras tendrán que volver a marchar ya no como hijas sino como madres y deberemos reforzar la unión y solidaridad en el seno de nuestra comunidad.

Aún más importante será la participación activa de los latinoamericanos quienes por su posición profesional, su rol académico, su reconocimiento en el mundo de la cultura, podrán levantar su voz y pelear por los derechos de todos.


Photo Credits: mathiaswasik

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