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El Día del Padre, Bjork, Through the Looking Glass y otras desdichas

Wikipedia –del verbo wikipediar– el Día del Padre para que caigas en cuenta de lo fatuo del invento: descubrirás una efeméride sin contenido, un listado de países con diferencias en las fechas y algunas breves, pueriles historias que le dan origen y fechas distintas, según cada país que se puso a justificar la celebración como mejor pudo:

En Bolivia y Honduras se festeja el 19 de marzo, día de San José, como Dios manda y según lo establece la Madre Patria española. San José, santo patrono de los carpinteros y José, padre de Jesús, que también era carpintero, ¿qué mas Día del Padre que el día que nació el primer padre, que es el padre del Padre de todos?

En Argentina el primer festejo se realizó un 24 de agosto de 1958, en honor a José de San Martín, porque ese día, el año 1816 nació la única hija del General San Martín, considerado «Padre de la Patria». Hoy en día se dejaron de patriotismos y lo celebran el tercer domingo de junio para no entrar en complicaciones a la hora de disfrutar de las ofertas del Día del Padre que suceden en todas las tiendas del mundo a partir de la primera semana de Junio.

Y el desorden se acaba cuando las verdades bajan del norte. El primer Día del Padre, como lo conocemos y celebramos, tuvo lugar en Washington el 19 de junio de 1910. Expresión de la gratitud de una hija, Sonora Smart Dodd hacia el veterano de guerra civil Henry Jackson Smart que fue su padre, y que luego de enviudar se dedicó a la crianza de sus seis hijos, sin ayuda y con todo el cariño del mundo, en una granja del estado de Washington. Así reza la historia y oficialmente se celebra en todos los Estados Unidos desde 1924, cuando el presidente Calvin Coolidge lo declaró “celebración nacional”. En 1966, el presidente Lyndon B. Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como fecha para la celebración del Día del Padre. ¿Cómo escogieron la fecha? Habría que preguntarle a Bloomingdales o Macys… Y no es por imperio ni egocentrismo. Cosas del azar de la historia, así como cuando el atlas tiene en el medio de la página el continente americano y Europa queda picada en dos. Accidente que tampoco afecta a los latinoamericanos del mismo continente centrado en la página, siempre fieles, en México también se celebra el tercer domingo de Junio, y en Venezuela y el Día del Padre Nicaragüense que demoraron en decretar oficialmente hasta 2012, como un merecido reconocimiento social y de promoción a la paternidad responsable.

Los europeos son cosa aparte: En Alemania hay dos celebraciones asociadas con el Día del Padre, el Vatertag, el 30 de mayo, día de la Ascensión de Jesús, fiesta nacional y el Herrentag, cuando tradicionalmente los hombres se van de la casa a la montaña con amigos, cerveza y vino, liberados los padres de las madres pues, la verdadera celebración.

En España también se inventaron su cuento, sin mencionar la historia Smart: en 1948, la maestra Manuela Vicente Ferrero decidió celebrar en su escuela una jornada festiva para agasajar a los padres de sus alumnas, a petición expresa de algunos padres «celosos» de la celebración del Día de las Madres. Con misa, entrega de regalos hechos por las niñas, poesías, bailes y teatro… Vale comentar que la idea de la maestra Manuela pronto tuvo como propagandista al entonces director gerente de Galerías Preciados, José Fernández Rodríguez, quien en 1953 propagó la idea con una campaña en prensa y radio. Más tarde se sumó un empresario competidor, Ramón Areces, director gerente de el Corte Inglés. Así queda mas clara la historia, ¿cierto?, con sus nombres y apellidos.

Es decir, todo el mundo sabe que el fulano Día del Padre es una fiesta que manipula el melo familiar con intereses comerciales. Pero lo peor es que se haya extendido al marido de mi hermana porque es papá de mi sobrina, y lo felicito de paso igual que a mi papá o al papá de los niños que van a la misma escuela que los míos, o a mi primo que tiene hijos, o a algún compañero de trabajo que me cae bien, porque volver la tontería extensiva a todos los padres que conozcas, es quitarle todo el escaso valor que tenía la fiesta, que mal que bien servía para reconocer a tu propio padre, sus esmeros y generosidades que te hicieron persona. Al ampliar así el juego terminan por desvirtuarlo de suerte que ya no sirve ni para lo poco que servía.

Por otra parte, este mundo grande donde vivimos separados pero que se vuelve pequeño gracias a Facebook, tan elocuente Facebook, que no se daba abasto con tanta felicitación a padre ejemplar aunque estuviera muerto… También se podían ver algunas madres felicitadas en el Día del Padre, como corresponde a un país como Venezuela o cualquiera de los nuestros, con altos índices de paternidad irresponsable. Y así también se llenaron los chat familiares de tanto emigrado que calma sus cariños, dando y recibiendo por sms, skype, instagram… las redes sociales colmadas de felicitaciones, emoticones, corazones palpitantes, algunas mas expresivas que otras, todas fútiles, expresiones del engaño que es pretender sustituir la cercanía por la comunicación que permiten las nuevas tecnologías.

En los chat familiares nunca hay discusiones, como las puede haber en la cena de navidad o el almuerzo en casa del abuelo. Así como nadie postea fotos feas de sí mismo, nadie quiere pleitos, de suerte que en los chat familiares, de los que todo el mundo tiene más de uno, para sentirse cerca de sus familias, sin problemas, no se dice nunca nada de lo que se siente de verdad, todo son felicitaciones y halagos, nada comprometido, muy dentro de lo que cabe, correcto y todos somos lindos y buenos. Es la nueva forma de hipocresía de la que somos todos cómplices y que nos hace querer con la misma intensidad al panadero de la esquina porque tiene tres hijos que ni conocemos y tampoco sabemos si los maltrata, y al padre propio que nos gestionó la vida, por decir lo menos. Un regalo por lo menos involucraba el esfuerzo de salir a buscarlo a la tienda, o hacerlo con tus manos, con tu padre en la cabeza. Y ni hablar de los no dichos, de los tantos reclamos a los padres, que se quedan callados para siempre, porque son de las cosas que no se dicen vía wifi.

No se llama a las cosas por su nombre, no nos atrevemos ni a pensar por nuestra cuenta, mucho menos a decir las cosas como las sentimos porque puede ser ofensivo para blancos o negros, héteros o trans, pobres o ricos, gobierno o revolución, catalanes o puertorriqueños… la educación en la escuela y en la casa, el entrenamiento en la corrección política, se encarga de establecer el nuevo sistema de censura. Estamos sumidos en un ostracismo del que sólo salimos virtualmente, sin tomar más riesgos que el de el comentario casual y el selfie mejor escogido o las fotos de los niños.

El Día del Padre es un detalle que se me antojó elocuente ilustración de lo aterrador que es vivir en tiempos en que se desdibujan las funciones naturales de las cosas, y así se desdibujan sus raíces y su futuro. Y vivimos en la felicidad de estar flotando, sin nada que nos ate ni obligue más que la propia supervivencia. No hay nada más que ver las exhibiciones Bjork en el MOMA, o la de China: Through the Looking Glass en el Metropolitan. Exposiciones montadas con el escándalo y la faramalla que atraen a las multitudes que financian esas máquinas de hacer dinero en lo que se han convertido los museos. Los museos se alejan del arte y la cultura con sus ofertas para turistas que abarrotan las salas aunque les importa un bledo lo que ven. Por eso hay que darles más show, faralaes y lentejuelas, para que se entretengan y sigan viniendo.

Pareciera que ya no les interesa hacer el trabajo de facilitar el disfrute estético cada vez más hondo y sofisticado, a cada vez más gente, sino que han tomado la vía mas fácil y barata, volviéndose cada vez más superficiales y tontos al servicio de los muchos que tienen cada vez menos capacidad de discernimiento, masa fácilmente manipulable, que consume según los intereses de los dueños del sistema donde todo tiene un precio, todo se compra y se vende.

En palabras de la escritora vasca Luisa Etxenike: “Es verdad que hay una identificación excesiva de la cultura con el entretenimiento, pero la cultura no es una actividad del tiempo libre sino lo que nos hace libres todo el tiempo. Hay una poderosísima industria del entretenimiento y eso nos hace perder de vista el sentido emancipador, el sentido de crecimiento personal y social que la cultura, y lo fundamental que es en este sentido la capacidad del lenguaje. No es lo mismo poseer 1.000 palabras que 40.000, en ningún orden de la vida. No en la vida del conocimiento íntimo, pero tampoco en la comunicación social y política, por eso creo que hay democracias de 1.000 palabras y democracias de 40.000. La cultura está mucho más cerca de la creación artística que del entretenimiento.”

¿Cuántas palabras necesitaste para decirle a tu papá lo que tienes que decirle, el Día del Padre?

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