Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Ezequiel Rosenfeldt

El boxeador

En Brooklyn, el crepúsculo roza con sus tentáculos mi espalda. Entramos a un McDonald’s. Tiene un cartel enorme en la puerta. Una M destella como un monstruo de plástico.

Nos sentamos. Me coloco del lado de la ventana. Es sábado. El aire, afuera, corre diáfano, indiferente. Algunos autos pasan como si nada. Apenas el humo de sus escapes se esfuma en la atmósfera quieta.

De pronto, alguien se asoma en la vereda. Me mira. Tiene los ojos cruzados, como chispazos de electricidad.

Luego gira su cara y ya no existe el mundo. Se ha perdido. Empieza a moverse con los pies en un trote corto, en el mismo lugar.

No hay nadie en la calle. Contonea su cuerpo. Y levanta un brazo. Luego otro. Como si tuviera una bolsa pesada delante, hace golpes en el aire.

Está solo. Y no sabe que está solo. Pelea con alguien invisible. Quizás pelea contra sí mismo.

Es uno de los cientos de homeless. Los golpes secos, porfiados, hunden la silueta en un clima irreal y certero. Golpea una y otra vez en el vacío. Trota. Murmura detrás del vidrio. Salta, boxea.

Lucha en vano por la vida.


Pintura de Ezequiel Rosenfeldt

Hey you,
¿nos brindas un café?