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Jose Bernardo Gomez
viceversa magazine

El anillo solar

El pasado sábado, se produjo simultáneamente el paso del Sol al signo de Piscis, y el Menguante selénico. La última semana del ciclo lunar determina el constante acercamiento de nuestro satélite al punto zodiacal por donde pasa el Sol. A partir de ahora, la Luna sólo se hace visible después de la medianoche, cada vez más delgada, por la zona oriental del cielo y acercándose más al momento de la aurora.

Durante las dos noches del próximo fin de semana, la Luna no cumplirá su función iluminadora, pues estará recargando su batería, en abrazo nupcial, con nuestra máxima Estrella: el Sol. Ambas luminarias se alinearán con nuestro planeta, como ocurre cada 29 días; pero, en esta ocasión, de forma cualitativamente diferente.

La peculiaridad del venidero Novilunio consiste en que la travesía de la Luna impedirá la visión del disco central solar, al interponerse entre éste y nuestro planeta. Se producirá entonces un Eclipse Anular de Sol, quedando visible tan sólo una especie de incandescencia circular en su contorno.

La Tierra es el único planeta del sistema solar que puede observar a su Estrella Central y a uno de sus satélites de idéntico tamaño, aunque las dimensiones de una y otro sean completamente diferentes. Nuestro Sol es 400 veces más grande que la Luna; pero ésta está 400 veces más cerca de nosotros que aquel, razón por la cual parecieran del mismo tamaño, provocando en determinadas circunstancias el fenómeno del eclipse.

El proceso de oscurecimiento del Astro Rey del próximo domingo 26, durará cinco horas y veintiséis minutos, aunque el punto culminante del cubrimiento central sólo durará un minuto, a las 10:52 (hora venezolana y atlántica), y podrá ser visto como Eclipse Anular en muy pocas regiones del planeta.

La sombra que cubrirá la visión solar se irá desplazando desde el sur del continente americano, hasta llegar al occidente de África. La Patagonia de Chile y Argentina, el sur del Atlántico, Angola y Tanzania, son los lugares donde podrá percibirse el oscurecimiento central del Sol. Serán sus habitantes quienes sentirán con mayor intensidad sus efectos.

Otro de los rasgos que le dan especificidad a este próximo eclipse es la zona sideral en donde ocurrirá, cercana a la ubicación del planeta Neptuno. Este planeta es el regente del signo de Piscis, precisamente el sector celeste en donde se encontrarán nuestras dos luminarias para ese momento, otorgándole un carácter neptuniano al mismo, que refuerza la naturaleza propia del signo zodiacal transitado ahora por el Sol.

El signo de los dos peces que miran en dirección contraria, es el último de la rueda zodiacal, con el que finaliza el año astral, cuando el Sol regresa del sur y nos hallamos en plena transición hacia la primavera en el norte. Es un signo de naturaleza emocional, que activa la disolución, la fantasía, el desprendimiento y la entrega. Momento de indefiniciones y confusión, ajeno a la realidad material y concreta.

Neptuno formará parte del alineamiento planetario que se produce con el próximo novilunio eclipsal. Es, además, el regente de esa zona en que se produce el fenómeno que cubrirá el rostro del Sol. Este pequeño, nebuloso y lejano planeta, homónimo del Señor de los Mares, le dará un toque de confusión, evasión, engaño, ilusión e irrealidad al momento que vivimos, con tendencia a expresarse en los meses venideros, a través de acontecimientos imprecisos, dominados por las oscuras y profundas fuerzas que habitan el Inconsciente Colectivo.

El venidero Eclipse ocurrirá en una atmósfera pesada y violenta, ya que Marte, el planeta guerrero, después de formar ángulo crítico con el demoledor Plutón, estará uniéndose con la fuerza desestabilizadora de Urano, y en oposición con el poder incontrolable de Júpiter, generando en los días por venir situaciones de agresividad y violencia difíciles de contener.

Como preámbulo al Eclipse Anular de Sol, la Luna, en su tránsito por Capricornio, unida a Plutón, y en ángulo tenso con Marte, iniciará el miércoles 22 el último trecho de su ruta mensual, convertida en una Luna Balsámica.

Aunque la alteración energética provocada por el Eclipse promueve eventos de gran confusión, y Marte estimula la conflictividad, la Luna Balsámica propicia en estos días, la sanación de viejas heridas emocionales, el perdón, la superación de la culpa, la eliminación de los elementos tóxicos en las relaciones humanas y la purificación del estado anímico, en función de una actitud emocional más creativa y entusiasta para dar inicio al nuevo ciclo que comienza.


astrologuia.wordpress.com

Photo Credits: Stephen Rahn

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