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Guadalupe Loaeza

El amor de Emma

Cuentan que cuando la vio por primera vez con su corona dorada en el pueblo de La Angostura, Durango, El Chapo se quedó pasmado. Entonces Emma tenía 17 años, era muy tímida, nerviosa y se comía las uñas. El líder del Cártel de Sinaloa tenía 51 años y era conocido, no por ser adicto a las drogas, sino adepto a las mujeres. No obstante, pasó todo un año sin que se volvieran a ver. Él seguía pensando en ella: en su cabello ondulado, en sus ojos como de niña triste y en su boca como de ciruela recién cortada. Quién sabe quién invitó a El Chapo al concurso regional de belleza en Canelas, Durango, el caso es que llegó justo cuando coronaban a Emma como la reina del Café y la Guayaba. Entre aplausos y vítores, se acercó a ella y muy quedito le dijo al oído: «Tú serás mi reina para toda la vida», en medio de tres bandas que no dejaban de tocar corridos. Emma sonrió al mismo tiempo que sintió mariposas en el estómago. Meses después, el 2 de julio del 2007, el mero día del cumpleaños número 18 de Emma, El Chapo le propuso matrimonio. «¡Sí!», dijo la novia nacida en San Francisco, California, sin saber en qué trabajaba, ni por qué le decían El Chapo, y si era casado; lo único que le extrañó fue que el novio hubiera inundado la ciudad con cientos de hombres armados. Dicen las malas lenguas que jamás existió la boda, que los novios nada más se arrejuntaron y que ni luna de miel tuvieron.

A pesar de que Emma juraba y perjuraba que no sabía nada del pasado de su marido, en enero de 2019, cuando se realizaba el juicio contra El Chapo Guzmán, tuvo que confesar que sí sabía «algo» de los negocios y tramas de su esposo. De todas las ex novias, ex amantes, ex casas chicas y ex esposas, la única que acompañó a El Chapo durante el juicio fue Emma Coronel. Durante meses, nunca faltó un solo día a las audiencias, procurando siempre llegar muy bien vestida y justo a tiempo. En uno de esos intensos interrogatorios, Emma tuvo que tolerar con una sonrisa en los labios cuando el narcotraficante confesó su infidelidad con Agustina Cabanillas Acosta. «Ella era como mi juguete personal», agregó El Chapo en un tono enigmático. Mentira, La Fiera, como la llamaban, fue la encargada de la creación de dos empresas en Alemania y en Ecuador, con la intención de exportar droga a Europa, Estados Unidos y Canadá. De la que nunca habló «el adicto a las mujeres» fue de Lucero Guadalupe Sánchez, quien trabajara para el entonces acusado, recolectando mariguana en la sierra de Durango y de Sinaloa, cosa que nunca hizo Emma. De la que tampoco habló fue de La Gringuita, Valeria Rubí Quiroz. Según ella, tampoco sabía que su «novio» fuera el fundador del Cártel de Sinaloa.

No hay duda, Joaquín Guzmán Loera resulta ser un verdadero inspirador de grandes pasiones. Según Emma Coronel se debe a su manera de ser: «amable, atento, educado, cariñoso y muy inteligente, no es violento, nunca dice malas palabras y jamás actuaría contra una mujer por ‘las malas'». Es tanto el amor que le profesa Emma a su marido que en una entrevista en el New York Times, dijo que lo admiraba como ser humano y declaró: «no conozco a mi marido como la persona que están intentando mostrar». Las que también adoran a El Chapo son sus hijas, las gemelas María y Emaly Guadalupe, nacidas el 15 de agosto del 2011. Claro, también lo idolatra su madre, doña María Consuelo Loera Pérez. ¿Acaso no le mandó a construir un caserón tipo hacienda pintada toda de rosa y rodeada de hectáreas de árboles y colinas, en donde se encuentra su capilla personal de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús?

«Soy una mujer, como cualquier mujer; una madre como cualquier madre; una esposa como cualquier esposa. Veo a mis amigas, voy al cine, me divierto. Soy feliz, me siento segura», insiste en decir Emma Coronel, detenida el 22 de febrero por las autoridades estadounidenses en el Aeropuerto de Dulles, cerca de Washington, D.C., con la amenaza de pasar por lo menos 10 años en la cárcel. A ella la acusan por conspiración para el tráfico de cocaína, heroína, metanfetamina y mariguana a Estados Unidos, pero sobre todo la responsabilizan por la fuga de El Chapo en 2015, y por planear otra, que no se realizó, en 2016. Pero lo que más le interesa al FBI es recuperar los 12,700 millones de dólares de la fortuna de El Chapo.

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