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Dependencia a la gasolina

La incertidumbre produce ansiedad y la ansiedad provoca pesimismo y conductas fuera de control. Es un hecho. En México se perdió la paciencia que pide el presidente. Los costos son altos, se van desperdiciando miles de horas hombre en las interminables filas del tráfico. Es una realidad que viven todos, desde quien con su auto particular lleva a los hijos a la escuela hasta los pequeños comerciantes que dependen de su vehículo para comprar la fruta y verdura que venderán en sus tianguis, desde el pintor que transporta la pintura hasta el jardinero y el que abastece el pan, las tortillas, la carne, el huevo, en fin, todos quienes nos surten de los artículos de primera necesidad. Las peripecias para encontrar gasolina dejan consecuencias: entre ellas el incremento de precio en productos básicos, que agrava una economía ya de por sí colapsada. Saturados de información no se puede distinguir entre información y propaganda. Las redes sociales generan más confusión, incertidumbre, ansiedad y coraje. El presidente culpa a las anteriores administraciones y no castiga a nadie. Los huachicoleros quedan como una mafia más poderosa que la de Bin Laden.

La paradoja del caos dice que estamos en presencia de un comportamiento generado por un proceso que se torna impredecible. Lo impredecible se origina en decisiones al azar y por ignorancia. No se justifica combatir un problema de orden jurídico paralizando el corazón industrial del país. Es una realidad, la gasolina vincula el entorno de la economía. Esta crisis pone al descubierto la urgencia de utilizar otro tipo de energías renovables y poco a poco dejar la dependencia hacia los combustibles fósiles. No es posible determinar con certeza qué llevó a tomar esta decisión sin prever las consecuencias, sin embargo, cada uno defendemos nuestra hipótesis, y especulamos en la gota que derramó el vaso. Sin embargo no es válido resolver un problema causando una crisis que puede desencadenar un estallido social. Ningún evento sucede aislado y no terminaremos de entender el contexto, de manera que resulta más conveniente profundizar en cómo salir de la crisis. Las crisis, dicen los chinos, son momentos de peligro y oportunidad, para evitar el peligro hay que resolverlas de inmediato y la oportunidad, la pueden aprovechar los emprendedores, utilizando ese ingenio tan mexicano con el cual crear un negocio alterno a los derivados del petróleo. Construir refinerías no soluciona el problema ni a corto, ni a mediano plazo, transportar en pipas, remedia de manera temporal, pero, no es conveniente, porque además de costoso es peligroso. La teoría del caos permite abandonarse a un juego creativo, producir algo nuevo, el destino está abierto a las ideas a futuro. La melodía se elabora día a día, a partir de la improvisación, el ciudadano puede estallar en creatividad. No polaricemos más entre buenos y malos, entre morenos y de otros colores, basta de etiquetas, somos interdependientes, necesitamos volver al orden de lo cotidiano.

Señor presidente, no perdone, queremos que se castigue a los responsables, a esos que roban la gasolina y también a los funcionarios coludidos en el negocio ilícito. No siga castigando a los ciudadanos.

Aquí va para todos, dejen de comprar gasolina robada, no se vale que por corruptos amparados en la impunidad pague quien trabaja honradamente para mantener la economía de este país. Hay una máxima jurídica que dice: “nulla pena sine lege “ No hay pena sin ley. Mientras se ponen de acuerdo para elaborar otra ley, consignen por robo equiparado a los huachicoleros. Por lo menos diremos que esta crisis valió la pena.

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