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Paola Maita
Photo Credits: Paola Maita ©

¿Cuál fe?

La primera vez que me cuestioné la existencia de Dios tenía 11 años, y desde ese momento no he parado. Generalmente, mi respuesta hacia la pregunta es que no existe, sin que eso me genere mayor dolor de cabeza. Aunque esa sea mi respuesta por defecto, eventualmente me lo replanteo.

Desde que Maduro anunciase sus medidas económicas el viernes 17/08, he estado preguntándome si es que hay un Dios, de la religión que sea, que esté haciendo que Venezuela pase por esto porque hay una lección que tenemos que aprender (un razonamiento que refleja la formación católica que tuve) o si es que este caos es justamente producto de la ausencia de una energía que lo ordene todo.

En situaciones críticas, es muy humano buscar explicaciones metafísicas a aquello que escapa a nuestra comprensión. Eso lo tengo claro. Cuando comencé a dudar, la política no tenía nada que ver en el asunto, pero a medida que la barrera de “nada puede empeorar esto” se va poniendo más alta, más dudas existenciales me asaltan.

Las dictaduras corroen más allá de lo superficial. Son capaces de devorar el alma. No basta con que arranquen a las personas de sus vidas y sus proyectos sino que, como todos los demonios, cada vez van alimentándose de pensamientos más profundos.

Algunos dicen que “El tiempo de Dios es perfecto”, otros recitan salmos, a mí me crece el árbol de los dilemas. Cada quien cree en “lo que le ayude a flotar bote”, como decía un amigo, así sea la religión de la incertidumbre.


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