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¿Continuismo o renovación política?

Cada cuatro años aparecen decenas de candidatos a las corporaciones de elección popular en Colombia. La mayoría representan a fuerzas políticas y casas electorales que han gobernado en sus regiones a través de la historia, ofrecen las mismas oportunidades y terminan incumpliendo las mismas promesas -como si se tratara de un pacto hereditario-.

Esos gigantes de la política, la han convertido en una “empresa” para generar riqueza y manejar a su antojo los recursos de las comunidades que los eligieron, algo que dista en amplias dimensiones del fin primordial del ejercicio de la función pública. Gobernar implica una responsabilidad enorme, lamentablemente en Colombia ese precepto no está siendo aplicado.

Los políticos nos han demostrado que la magia existe. Desaparecen durante tres años y vuelven al ruedo faltando pocos meses para las elecciones; esos trucos también los aplican para cambiar de personalidad, pasan de la arrogancia a la amabilidad y de la indiferencia a los fraternales abrazos; terminan siendo amigos de sus contradictores y enemigos de quienes los apoyaron en objetivos anteriores. Simple factor de distracción.

La política en la era de las redes sociales. Los espacios digitales facilitan la vida a muchas personas y terminan siendo tóxicos para otras. Políticamente hablando nos encontramos con el fenómeno de los perfiles falsos, los comentarios de diverso tipo entre candidatos y electores, así como también con la creación de publicidad para centrar la atención en determinados personajes. Varios creen que los likes representan votos en las urnas.

En los próximos comicios nos corresponde realizar un profundo análisis de los candidatos y de sus propuestas. Personas capacitadas en todos los aspectos para el proceso gubernativo, con autoridad para decidir y sin tacha de corrupción son las más indicadas para ocupar los cargos que otorga el pueblo. Nosotros decidimos si continuamos con los mismos o generamos una verdadera renovación política.

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