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Azucena Mecalco
Azucena Mecalco - ViceVersa Magazine

Ciber-estereotipos

«A continuación te presentamos 10 características de las personas…» y añada aquí la palabra que más le guste. Todos los días los blogs, Facebook, Twitter y hasta las páginas oficiales de diversas revistas que se hacen llamar serias, nos bombardean con las características que se supone debemos tener para pertenecer a un estereotipo estándar.

En los últimos años hemos visto cómo deben ser los introvertidos, los libres, los filósofos, los genios y hasta los psicópatas. Desde luego las páginas que publican esta información lo hacen, en la mayoría de los casos, como medio de entretenimiento. El problema es que una gran parte de las personas que leen estos textos creen que la información presentada es exacta y científicamente comprobable, cuando en realidad proviene únicamente de la visión subjetiva de quienes la redactan, y en muy pocos casos cuenta con fuentes confiables que la respalden.

De esta manera terminamos creyendo que somos genios con un IQ superior al promedio porque dormimos menos horas que el resto de las personas; y en lugar de enfocarnos en tratar el insomnio como un problema de salud pública que puede afectar el resto de nuestras actividades cotidianas, comenzamos a pensar que nos encontramos por encima de los demás. Ni hablar de aquellos que se consideran introvertidos porque «aprecian mucho a la gente a su alrededor pero simplemente se sienten mejor cuando están absortos en tareas individuales», característica que bien podría hablarnos del 90% de la población general. Los sensibles, los nostálgicos, los románticos, los iracundos… todos ya tenemos acceso a un texto que nos describe, y a juzgar por las publicaciones y comentarios debajo de los textos, somos mucho menos únicos de lo que queremos creer cada vez que comentamos algo como «sí, este texto definitivamente habla de mí, a mí me encanta la lluvia».

Como consecuencia de la exposición a este tipo de textos, y nuestra falta de crítica, hemos llegado a la era de los ciber-estereotipos, en la cual parece cada día más necesario encajar dentro de una visión preestablecida del mundo, sacrificando incluso nuestra propia personalidad. Todos los días podemos ver en nuestro muro una lista interminable de notificaciones, en las que nuestros conocidos no sólo se vanaglorian por su introvertido ser; sino que incluso han contestado un test para saber qué personaje de tal o cual serie son. Irónicamente, se encuentran dentro de tantos estereotipos que uno termina por olvidar si se parecen a Lisa de Los Simpsons o a Ron de Harry Potter, porque sí, se puede resolver también un cuestionario para saber a qué casa de Hogwarts perteneces.

¿Estamos interactuando con personas o con ciberpersonas?, quizá es momento de comenzar a establecer nuevos conceptos, entre ellos yo propondría la doble cibermoral, que bien podríamos definir como «tipo de conducta que se aplica cuando la disociación cognitiva se divide dentro y fuera del mundo virtual». ¿Cómo entablar una relación sana con alguien cuando la semana pasada fue un personaje de Game of Thrones, esta semana es un introvertido y la que sigue será, quizá, un bohemio amante de los pequeños detalles?

Como siempre, no son el internet, ni las páginas, ni los editores de éstas los culpables de la misteriosa conducta de sus usuarios, somos nosotros mismos quienes olvidamos que los seres humanos somos como las regiones de la tierra: cada una con un clima preponderante pero no exento de pequeñas variaciones. No necesitamos validarnos a través de un estereotipo ni mucho menos publicarlo para ser aceptados por los demás, aunque para ello sería necesario dejar de apreciar a los otros basados en estos ciber estereotipos que nosotros mismos hemos construido.

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