Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Carolina Martínez

«Oye me dicen que es imposible saber de la esposa. En la Legislatura, muchos diputados llevaban a sus esposas a eventos, cenas, reuniones. Anaya jamás. Nadie conoce a la esposa. Siempre fue muy hermético y nunca sacó a la familia… hasta ahora que es candidato, que la saca hasta en la sopa», me escribió una amiga quien supuse me podría informar acerca de Carolina Martínez, cónyuge del ahora precandidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya. Lo mismo me dijeron otros colegas que suelen escribir a propósito de las familias de los políticos. La falta de información puede deberse a tres razones: a que «Carolina, como buena esposa de un panista, no acostumbra dar declaraciones ni generar opinión sobre los temas que la involucran», como dice la página de Breaking; al hecho de que vivió casi dos años con sus hijos, quienes iban al colegio más exclusivo, High Meadows School, de Georgia, por cuyas tres colegiaturas pagaba 1.9 millones de pesos, o bien, a raíz del reportaje publicado en El Universal en noviembre del 2016 en el cual señala el incremento de posesiones inmobiliarias y comerciales en los últimos 14 años de la familia política del ex presidente del PAN, cuya fortuna asciende ahora a 308 millones de pesos, lo cual me hace suponer que de las tres posibles primeras damas, la más rica es Carolina Martínez.

Hay que decir que Carolina era muy rica antes de conocer a su marido, es decir llegó al matrimonio a los 26 años con una buena dote, por lo tanto el «joven maravilla», como es conocido también el panista, como diría mi madre, doña Lola, se casó muy bien. «…Desde los inicios de su relación (el militante panista) aspiraba a escalar puestos dentro del partido de derecha y la unión empresarial con su suegro fue parte importante de su legado económico en Querétaro» (Breaking). Carolina es hija del empresario queretano Donino Ángel Martínez Diez y de Maribel Natalia Franco. Ella estudió la licenciatura en Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Querétaro. Es madre de tres hijos, Santiago, Mateo y Carmen.

La revista Quién del 3 de febrero de 2014 incluyó a la pareja Anaya como una de las 10 más atractivas. Es verdad que ambos se conocen hace 20 años y que llevan casados doce, lo cual quiere decir que Carolina ha apoyado a su marido en su trayectoria política de una forma incondicional, siempre manteniendo demasiado bajo perfil, para mi gusto. «Para Ricardo la familia significa como el centro de su vida, de allí parte todo. Es muy paciente, es muy cariñoso, es súper juguetón con los niños. Con Carmen, le canta, le toca el piano, la carga, es como más tierno con Carmen. Todo lo hace con pasión», dice Carolina en la parte de «La Familia», de un spot del PAN. Lo anterior lo dice con demasiada ecuanimidad. Lo dice la madre, la esposa y, seguramente, la hija obediente y hasta sumisa.

Lástima que no tengamos más información sobre Carolina, aparte de ser, seguramente, muy buena mamá, muy buena esposa y muy buena ama de casa. Nos preguntamos sin embargo, ¿cuáles serán sus intereses? ¿Le gusta leer? ¿Es amante de la música? ¿Qué opina sobre el papel de las mujeres en México? ¿Estará enterada de los feminicidios de varios estados de la República? ¿Qué tan enterada está acerca de los gravísimos problemas de nuestro país? ¿Platica de política con su marido? Y por último, nos gustaría saber, ¿desea realmente que Ricardo Anaya sea Presidente de un país tan violento, tan complicado, tan inseguro y tan quebrado como está actualmente?

Nada me gustaría más que hubiera un debate entre las tres posibles primeras damas. Es cierto que no es elegida por el pueblo, no obstante, nos gustaría saber sus puntos de vista acerca de una variedad de temas. Después de todo su presencia y su influencia resultan fundamentales en las decisiones del futuro Presidente. No hay nada más enriquecedor para una pareja, incluyendo la presidencial, que el diálogo y la mutua confianza. La historia está plagada de ejemplos de hombres políticos que dependían mucho de la opinión de la esposa. (Aunque también existen los malos ejemplos, algunos muy presentes en el PAN, como el caso de Martita y Vicente).

Como primera dama, Carolina Martínez podría darnos una buena sorpresa…

Hey you,
¿nos brindas un café?